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lunes,
06 de
noviembre de
2006 |
Malos y buenos recuerdos de los nicaragüenses
Masaya, Nicaragua. - Las madres aún lloran a sus hijos que murieron en la guerra civil que azotó a Nicaragua hace décadas, pero otros recuerdan con nostalgia los planes sociales del sandinismo que mitigaban la pobreza.
En Masaya y en otras ciudades nicaragüenses, los recuerdos son protagonistas de los comicios presidenciales, en los que el ex guerrillero Daniel Ortega era el favorito para regresar al poder tras años de gobiernos de derecha que no lograron acabar con la extendida miseria.
"Un día se llevaron a mi hijo y nunca más lo volví a ver", dijo María Elena Sánchez, una mujer de 66 años dueña de un restaurante, mientras derramaba lágrimas recordando a su hijo, de entonces 17 años. "Volver a ver a este señor Ortega otra vez, nunca más", agregó.
La mujer también perdió una hija de 15 años presa de crisis nerviosas provocadas por el conflicto que comenzó en 1981 cuando Ortega se enfrentó a los "contras" apoyados por Estados Unidos durante casi una década, conflicto que dejó más de 30,000 muertos.
Ortega, junto a otros comandantes sandinistas, derrocó al dictador Anastasio Somoza en 1979 tras haber planeado el embate final desde Masaya, en el oeste de Nicaragua y cercana a la capital Managua, donde los sandinistas lucharon con el apoyo de la gente hasta tomar la ciudad. Los habitantes recuerdan los sangrientos enfrentamientos entre la Guardia Nacional de Somoza, con francotiradores y tanquetas disparando en la ciudad contra los morteros del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
Los tiempos de la revolución
Pero otros añoran la revolución contra Somoza y al posterior gobierno de Ortega, que perdió el poder en las elecciones en 1990 a manos de la derechista Violeta Barrios de Chamorro.
"En el gobierno de Daniel había bonos para que la gente comiera y las medicinas se regalaban", memoró Alberto Alvarado, de 46 años, quien combatió en el ejército sandinista. "Eso ya no pasa ahora, la gente se puede morir por la mala atención médica, con los últimos gobiernos hemos retrocedido, ellos sólo ven por los ricos", agregó.
A David García, un lustrabotas de 44 años, no le importa quien gane, sólo que el próximo presidente genere nuevos empleos en el país más pobre de Latinoamérica detrás de Haití. "Queremos un gobierno en el que haya trabajo, yo en un buen día gano 40 córdobas (unos dos dólares), pero hay días que no me llega nada", dijo García. (Reuters)
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