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 miércoles, 27 de septiembre de 2006  
Golpe contra un mecánico en Larrea al 1900
Cinco armas de fuego y $60 mil fue el jugoso botín de una banda
Actuaron en forma simultánea en un taller y en la casa del dueño, ubicada enfrente

Ariel Etcheverry / La Capital

"Me pegaron tantos culatazos que no se cómo no me rompieron la cabeza". Rubén Allegra, que además asegura sentir aún puntazos en el tórax por las patadas que recibió, es un mecánico de la zona oeste que a más de 24 horas de haber recibido la visita de un grupo de hampones, no puede recuperar el ritmo habitual de trabajo. Los delincuentes se dividieron en dos grupos y coparon no sólo el taller de la víctima sino también su casa, ubicada frente al galpón. Allí estuvieron unos 45 minutos y finalmente se llevaron unos 60 mil pesos en efectivo, tres escopetas y dos armas de puño.

La policía no tenía pistas anoche acerca de la identidad de los autores del robo del suculento botín pero sospechaba que "tenían un muy buen dato". Para colmo, los asaltantes se movieron tan rápido que no les dieron mucho tiempo a las víctimas para retener el más mínimo detalle como para brindar alguna descripción. "No me dejaban levantar la cabeza. Y en cuanto hacía algún movimiento, ligaba un golpe", rememoró Allegra ante La Capital.

Todo ocurrió media hora después de que el mecánico levantara el portón de su taller ubicado en Larrea 1948. A las 8.30 en punto aparecieron dos hombres de unos 35 años aproximadamente. Uno de ellos tenía gorra, lentes y llevaba una carpeta blanca. "¿Quién es el dueño?", preguntó uno de ellos. Allegra contó a este diario que la primera impresión que tuvo fue la de estar ante algún inspector municipal o alguien que venía de parte de algún cliente. Pero esa idea cambió dramáticamente.

"Cuando me identifiqué como el dueño sacaron las armas. Te juro que no me resistí en ningún momento, pero comenzaron a pegarme culatazos en la cabeza y cuando caí al piso me pegaron patadas en el pecho", sostuvo el mecánico. A fuerza de golpes entonces consiguieron que el dueño del taller les entregara unos 20 mil pesos, pero la cosa no quedó allí. Mientras eso ocurría en el galpón, otros dos matones lograron entrar a la casa particular de Allegra, situada justo en la vereda de enfrente al galpón.

En la vivienda de dos plantas estaban la esposa del mecánico, Silvia Pereyra; su hijo, Martín Andrés, y un amigo y cliente identificado como Ricardo Puig. Los tres fueron puestos fuera de acción. Según contó el propio Allegra, "este no fue un asaltó así nomás". Los hampones sólo golpearon al dueño de casa, a las otras personas ni las tocaron. Parece increíble, pero en plena mañana los hombres que habían entrado al taller en un momento dado bajaron la persiana, cerraron la puerta y se lo llevaron a Rubén junto con su familia.

"La pasé muy mal. Cuando me pusieron con los demás, en mi casa, me colocaron una toalla en la cabeza a modo de capucha. En eso escucho que uno de los tipos tiró de la corredera de su pistola automática. Ahí pensé que me iban a matar", señaló Allegra que llegó con su familia a ese barrio en el año 1990. Los delincuentes se apoderaron en total de unos 60 mil pesos, contando el dinero que ya le habían sacado al mecánico en el taller. "Puede ser que lleguemos a esa suma", respondió cuando La Capital le preguntó el monto de lo robado. "Ya te dije que tenía casi 20 mil en el taller, pero también juntaron dinero de mi hijo, de mi mamá. Así la cifra andaría por ahí", agregó.

Pero además de la suculenta suma de dinero, los hampones se robaron un revólver calibre 22 largo y otro marca Colt 32, dos escopetas calibre 12.70 y otra Pietro Bereta 20. "Esta es la que más me dolió porque cuesta unos 7 mil pesos", añadió el mecánico, quien aclaró que de cada una de las armas tenía los papeles en regla. "Ya presenté la denuncia del robo. Tengo todo en regla", sostuvo.

"Todo me pareció un sueño. Desde que aparecieron los tipos por el taller hasta que se fueron habrán pasado tres cuartos de hora. Estuvieron muy violentos conmigo, pero no parecían drogados. Además de pegarme me insultaron muy feo. No puedo reproducir las puteadas que me dedicaron", concluyó.
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Tras los golpes que recibió, Allegra sostuvo que "no fue un asalto así nomás".



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