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miércoles,
27 de
septiembre de
2006 |
San Sebastián sale ahora al cruce
de la cultura de "Gran Hermano"
"Delirious", que se exhibió en el festival, explora la necesidad de fama de la gente
La fascinación que generan los famosos, esa curiosidad morbosa por un desconocido, constituye un fenómeno que llegó a las pantallas del Festival de San Sebastián a través de una comedia norteamericana, "Delirious", y de la producción hispano francesa "Lo que sé de Lola".
El estadounidense Tom DiCillo hace girar la trama de "Delirious" en torno a un paparazzi fracasado (Steve Buscemi), que sirve de espejo para reflejar a toda esa gente que suspira por las grandes estrellas.
"Es imposible estar en este negocio sin ver la estupidez de todo lo que acompaña a la presentación de una película, una revista o un disco, y debo decir que me fascina esa fascinación, parece interminable y cada vez se complica más", explicó el realizador en rueda de prensa. "Me interesa el punto al que llega la gente para verse implicado en toda esa maquinaria", señaló.
Steve Buscemi ("Tiempos violentos") se mete en la piel de un fotógrafo, que no se reconoce como miembro del escalafón más bajo de una profesión cuyo principal objetivo es espiar a las estrellas. Conoce casualmente a un muchacho (Michael Pitt) que aspira a ser actor y al que explota como asistente hasta que el joven conoce a una cantante famosa (Alison Lohman) de la que se enamora y su vida cambia radicalmente.
Pitt, quien dio vida a un músico inspirado en Kurt Cobain en "Last Days" (la película de Gus Van Sant que se alzó con la Palma de Oro en Cannes 2005), representa la otra cara de la moneda, esas personas que conservan una inocencia genuina y por las que la gente se siente atraída.
Con estos ingredientes DiCillo ("Coffe and Cigarettes") reflexiona sobre la maquinaria que engrasa la fama pero recurriendo al cuento y la parodia.
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Fotos
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Una escena de la comedia "Delirious", que ya levanta polémica.
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