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 miércoles, 27 de septiembre de 2006  
¿Humanos en el camino?

Finalizando el 2005, la producción de Humanos en el Camino, de Telefé, se hizo presente en Rosario, para investigar sobre los tobas residentes en la ciudad, con el fin de hacerles una nota para ese programa. Los resultados no fueron los esperados. Sin saber esto me contacté con la producción, invitándolos a venir a Rosario, para mostrar en una nota cómo viven los tobas y cuánta obra se realiza en la Escuela San Juan Diego, asentada en calle Reconquista 2075. Luego de algunas tramitaciones, mandaron a un productor, a quien acompañamos mi hija María Eugenia y yo hasta las instalaciones de la citada escuela. Esa tarde, nos abrió el portero, puesto a disposición nuestro, ya que todo el personal debía asistir a una reunión docente. Fueron llegando personas convocadas por la vicedirectora como posibles protagonistas del citado programa de televisión. Estuve presente, vi y escuché todo lo que pasó, supe de las promesas del productor a esas personas, que abrieron su corazón con generosidad con el fin de darse a conocer a la comunidad. Carlos Sosa, el mocoví autor de la poesía "Aromo en flor", publicada en Aborigen Argentino, junto a su esposa, abrió su corazón y habló, habló, mientras el productor sacó fotos, muchas fotos, tomó notas sobre intimidades de su corazón y el de todos los integrantes de su familia. Es más, Carlos hasta nos prometió entrar a su casa; una vez más. El joven emisario sacó fotos, afuera, en el patio, mientras la nieta de Carlos se bañaba en una palangana. Sonrisitas. Fuimos a la huerta donde trabaja Carlos con su mujer, mientras más fotos, más palabras, más sonrisas. Al día siguiente el emisario del canal fue solo hasta aquel lugar para seguir con las entrevistas. Muy cerca del anochecer, él me llamó para agradecerme toda la ayuda que había recibido de mí. Yo me la tragué. Pasaron los días, la noche anterior a la visita del equipo de filmación, el emisario me avisó que al otro día se filmaba el programa y me pidió que estuviera a las 11 en la escuelita. Tal como se había establecido junto a mi hija fuimos puntuales y me pregunté: ¿dónde están? Por fin aparece Gastón Pauls, y quienes portaban cámaras, micrófonos, sí, estaban, qué emoción. Me acerqué al emisario, para decirle que al mediodía los chicos comerían en la escuela, y era el momento ideal para filmarlos, y luego recorrer la escuela. Silencio. Espera. A las 14, Gastón entró a la escuela junto al resto del equipo, pero pasados cinco minutos se pegaron un giro de 180 grados y se fueron todos. Ahí terminó ¿la magia?, bueno en realidad se llama embuste, engaño, camelo, mentira. Y claro, llegó el día en que el programa se pasaría por la tele. Qué emoción para mí, se trataba de mis hermanos tobas, de Carlos Sosa, de tantos. El programa duró 30 minutos y fue una vergüenza. El empeño de la producción fue poner la mira en el dolor, la miseria, el desgarro, la desgracia, el hambre. Quiero contarles que a pesar de no tener una situación buena, los tobas de Rosario también tienen cosas muy buenas y se esfuerzan por algo mejor. De eso no se habló. Si supieran Gastón Pauls y su gente el daño que causaron a la gente que quisieron ¿ayudar?

María Victoria Eraso


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