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domingo,
17 de
septiembre de
2006 |
Entrevista. Joaquín Piña, el obispo que se opone a la reelección de Rovira
"La democracia se encuentra amenazada"
El religioso es candidato a primer convencional de un frente opositor en Misiones. Se trata de un caso inédito
Mario Candioti / La Capital
Posadas (enviado especial). - El padre Joaquín Piña Batllevell asume sin decirlo que su imagen pública ha cobrado una dimensión inusitada, que supera los límites de la provincia de Misiones y se proyecta a nivel nacional.
Su participación en el Frente Unidos por la Dignidad como primer candidato a convencional constituyente para el próximo 29 de octubre lo coloca en un lugar de privilegio pero de compromiso. El mismo que dice haber asumido cuando eligió ser sacerdote.
En octubre próximo se tratará la modificación al artículo 110 de la Constitución provincial, que haría posible la reelección indefinida del actual gobernador, Carlos Rovira.
Como el obispo de la diócesis de Puerto Iguazú está convencido de que permitir que eso ocurra sería atentar contra la democracia, las instituciones y la Carta Magna, está dispuesto a hacerle frente al rovirismo. Proyecta hacerlo desde un frente heterogéneo donde participan radicales, peronistas, socialistas, sectores del ARI y agrupaciones como la Central de Trabajadores Argentinos (CTA).
En diálogo con La Capital en Iguazú, el padre Joaquín Piña plantea por qué hay que oponerse al proyecto reeleccionista de Rovira, al tiempo que cuestiona al gobierno nacional y pone sobre la mesa el cada vez más grande distanciamiento entre el Estado e Iglesia Católica.
"Perseguimos fines distintos. Pero yo prefiero una Iglesia perseguida y no protegida", resume su pensamiento el prelado que se convirtió en imán mediático nacional.
-Usted fue elegido como primer candidato a la convención constituyente por el Frente Unido por la Dignidad. ¿No cree que la gente le reclamará una mayor participación después de eso, teniendo en cuenta la aceptación que ha logrado en grandes sectores y ante la falta de renovación en la política?
-Esto es previsible, pero tengo muy claro que no puedo ni voy a aceptar eso de ninguna manera. Siempre dije que no soy un político; que solamente acepté apoyar este frente ante una emergencia de nuestra provincia, donde la democracia se ve amenazada. Pretendo evitar que se falte el respeto a nuestra Carta Magna. No es una lucha contra una persona. Es una lucha a favor de la democracia, una lucha por el respeto a las leyes, a las instituciones, a la Constitución.
-Como contrapartida, el gobierno de Rovira dice que ya hay experiencias en otras partes del mundo referidas a la reelección y, además, presenta las obras de gobierno realizadas como argumento para sostener la reelección.
-Sobre lo primero, le contesto que en todos los sistemas totalitarios del mundo se practica la reelección. Con respecto a lo segundo, aclaré que no se trata de plebiscitar una gestión de gobierno. Todos los gobiernos totalitarios que han habido en el mundo se caracterizaron por hacer grandes obras públicas. Así que ese no es ningún argumento a favor. Desde la antigüedad, ya los faraones levantaron las pirámides de Egipto, y eran todos esclavos los que las construyeron.
-¿El proyecto reeleccionista de Rovira es un calco de lo que pretende realizar el presidente Kirchner?
-Yo no quería pensar en ello pero al final me he dado cuenta que sí. Esto es un globo de ensayo. Yo no preveía que esto tuviera la repercusión que tuvo a nivel nacional. Pero la situación en otras provincias es parecida.
-¿Por qué la voz de la Iglesia se oye ahora con tanta fuerza? ¿El cardenal Jorge Bergoglio le dio la venia en esta cruzada?
-Yo he sentido un gran respaldo, y eso reconforta mucho. Con mi hermano el obispo de Posadas, Juan Rubén Martínez, estamos en la misma. A mí ya me conocían como a un crítico. Y Rovira está con muchas ganas de que me vaya. Pero las críticas del obispo Martínez creo que le han caído peor. Lo que pasa es que este es un gobierno que no acepta ninguna crítica. Es el modelo Kirchner. Yo digo que este gobernador es autista. Este hombre no escucha a nadie, ni a sus ministros.
-El gobierno nacional siempre tuvo como bandera la defensa de los derechos humanos. ¿Pero qué pasa con los otros derechos, como la educación o la libertad de expresión?
-Una cosa es el discurso y otra la realidad. También es cierto que hay otros derechos humanos que no se respetan. Algo se ha hecho, tampoco es cuestión de negar las cosas positivas.
-En el 2001 la gente salió a la calle pidiendo "que se vayan todos"...
-Y no se fue nadie...
-¿Y eso qué implica desde su punto de vista?
-Que como pueblo nos falta más conciencia cívica. Lamentablemente nos dejamos engañar demasiado. Se ha dicho más de una vez que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen. Y tristemente es así. Todos estamos a favor de una democracia, pero de una verdadera democracia, no de una pantalla. Yo me pregunto a veces cómo puede ser que nos equivoquemos tanto. Siempre pongo como ejemplo un caso muy concreto y que fue cuando en Ecuador eligieron a (Abdalá) Bucaram. A los 15 días se dieron cuenta de que habían elegido a un loco. ¿Y cómo el pueblo lo eligió?
-Hace unos días usted le escribió una carta a los fieles de su diócesis donde planteaba que la gente se estaba despertando. ¿Realmente lo cree?
-Creo que la gente está abriendo los ojos. Y eso es muy positivo. El desafío que nosotros tenemos es ayudar a la gente a tomar conciencia.
-¿Cuáles considera usted que son las deudas que tiene el gobierno nacional con la gente?
-Siempre he dicho que el problema de Argentina no es la pobreza. En estos momentos la economía en realidad ha tenido una recuperación. El problema es la mala distribución de las riquezas. La brecha entre unos y otros es cada vez mayor, y los políticos contribuyen a eso.
-¿Qué considera que hace falta para que haya una renovación en la clase política dirigente?
-Hace falta mucho más sentido de la responsabilidad social. La gran deuda está en los campos social y moral.
-¿Reconoce un enfrentamiento abierto y manifiesto entre el gobierno nacional y la Iglesia?
-Perseguimos fines distintos. Creo que la Iglesia ha hecho una opción bastante clara por los pobres y marginados y el gobierno sigue pensando en sus esquemas, que en el fondo son neoliberales, por más que digan que es un discurso de izquierda. No hablaría de enfrentamiento, pero sí diría que el distanciamiento es cada día más marcado entre el gobierno y la Iglesia. Lo cual puede tener su parte positiva. Siempre dije que la Iglesia debe mantener su independencia. Todos los matrimonios o concubinatos, porque aquí tenemos más concubinatos que matrimonios, de la Iglesia con el Estado siempre terminan mal. Yo prefiero una Iglesia perseguida a una Iglesia protegida.
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Fotos
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El obispo cree que lo de Misiones se puede repetir a nivel nacional. (Gentileza El Territorio de Posadas)
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