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domingo,
17 de
septiembre de
2006 |
Cocina: sabores de vida
Mi querida amiga, estoy seguro que no hay nada mejor que cocinar algo rico pero también sano. Por eso le cuento la receta de un pescado con vegetales, y un cerdo relleno para disfrutar sin culpa.
Corvina al horno
Ingredientes:
1 corvina o pejerrey
1 vaso de vino blanco
1 pocillo de caldo de verduras
sal y pimienta
jugo de limón
aceite de maíz
Sazone la corvina con sal, pimienta y jugo de limón, dejándola reposar por un par de horas. Ponga la corvina entera o las rodajas en una fuente para horno y hornee a fuego moderado. Retire con mucho cuidado a los 15 minutos y bañe con el vino blanco y el caldo, continuando la cocción unos 20 minutos más bañando el pescado periódicamente con su jugo. Puede acompañarlo con una guarnición de vegetales sarteneados o grillados.
Cerdo relleno
Ingredientes:
1 kilo de carré de cerdo abierto al medio
1 taza de caldo de carne
1 taza de cerveza
1 pimiento rojo cortado en tiras
50 gramos de aceitunas descarozadas
3 cucharadas de aceite
1 cebolla picada
sal y pimienta
1 taza de harina
Sazone la carne con sal y pimienta. Pásela por la harina para cubrirla por completo (ayudará a espesar la salsa). Rellene la carne con la cebolla, el pimiento, las aceitunas cortadas, enrolle y ate con hilo para cocina. En una olla grande, caliente el aceite a fuego medio, dore la carne, baje la llama y vierta el caldo y la cerveza sobre la carne. Tape y deje cocinar a fuego medio.
Había una vez...
Mi querida amiga, cuentan que un discípulo de un sabio filósofo llega a su casa y le dice:
- Oye, maestro, un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia.
- ¿Ya has hecho pasar por las 3 rejas lo que vas a contarme?
- ¿Las 3 rejas?
- Sí. La primera es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto?
- No. Lo oí comentar a unos vecinos.
- Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Eso que deseas decirme, ¿es bueno para alguien?
- No, en realidad no. Al contrario.
- La última reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?
- A decir verdad, no.
- Entonces, si no es verdadero, ni bueno, ni necesario, enterrémoslo en el olvido.
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