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domingo,
17 de
septiembre de
2006 |
opinion
Una materia pendiente
Laura Hojman
El nuevo anteproyecto de ley de educación representa un desafío, tal vez el último, para la vapuleada enseñanza argentina marcada por las gestiones de turno y los vaivenes políticos del país.
El objetivo no parece ser menor: desde el Estado devolver a los jóvenes su espacio propio, es decir la vieja escuela secundaria, pero actualizada con las demandas del sector productivo y del conocimiento; y dar cobertura a los más chiquitos, bebés y niños de hasta 4 años de edad, que encuentran sólo en el ámbito privado los jardines maternales.
Y tampoco es irrelevante que se proponga el valiente reemplazo de la ley federal, que nació sin la consulta masiva necesaria y dejó como saldo una reforma que segmentó el sistema, no garantizó la igualdad y la calidad para todos los chicos y generó una educación para pudientes y otra para pobres.
Ahora en el debe, el gobierno tendrá que enfrentar esas preocupantes cifras de chicos que desertan entre los 6 y 11 años del sistema educativo, unos 30 mil en dos años según algunos indicadores, y que representan también la base de la pirámide de la enseñanza y los futuros adultos que también reclamarán su lugar en el mundo en los próximos años.
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