Año CXXXVII Nº 49223
La Ciudad
Política
Economía
Información Gral
La Región
Opinión
Escenario
El Mundo
Policiales
Cartas de lectores



suplementos
Ovación


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 03/09
Mujer 03/09
Economía 03/09
Señales 03/09
Educación 02/09
Palabras más 02/09
Salud 30/08
Página Solidaria 30/08
Autos 24/08
Estilo 19/08

contacto

servicios
Institucional

 martes, 05 de septiembre de 2006  
Editorial
¿Otro golpe al equilibrio ecológico?

El gobierno de la provincia de Entre Ríos ha decidido ceder en arrendamiento 130 mil hectáreas del delta paranaense. Desde luego, el arrendamiento incluye islas y humedales, y una vasta porción de territorio que es jurisdicción de la ciudad de Victoria. Todo hace prever que la quema de pastizales continuará y en consecuencia Rosario deberá seguir soportando el humo.

Tal como se ha anunciado, en dos meses más el gobierno entrerriano cederá tierras ubicadas frente a Rosario para la explotación ganadera, la actividad apícola, turística y también agrícola. Sin dudas, esto implica para la vecina provincia, y en particular para la ciudad de Victoria, una fuente importante de ingresos. Pero lo cierto es que el anuncio preocupa a los ecologistas y a los defensores del medio ambiente, quienes con fundamentos atendibles sostienen que con esta medida se ha abandonado la práctica conservacionista. Y no sólo eso, sino que aseguran que la explotación de una extensión territorial de tanta magnitud, agravará el problema del humo que causa no pocos trastornos a ciudades santafesinas ubicadas enfrente de la costa entrerriana, como Rosario.

  Pero esto no es todo; además de la quema que se hace al menos una vez al año y el humo, habrá, según los defensores del medio ambiente, otras consecuencias, como la modificación de las características del suelo.

  El ex concejal del ARI y ex presidente de la comisión de Ecología del Concejo Municipal, Pablo Javkin, sostuvo que “la ley no contempla ninguna prohibición; acá estamos frente al peligro del desmonte autóctono, más allá de la quema de terrenos. Es decir, del peligro cierto para la flora y la fauna del lugar, y si bien la ley dice que para la agricultura no se utilicen pesticidas o agroquímicos, habría que ver cómo se controla y qué se hace realmente en todas esas hectáreas”.

  Lo cierto es que se ha tornado ya en este país una costumbre preocupante y peligrosa disponer de los suelos, ganárselos a la flora y arrebatárselos a la fauna, para explotaciones comerciales. Todo ello suele hacerse, lo que es muy preocupante, sin medir las consecuencias y sin realizarse estudios serios, a través de los cuales se puedan determinar los efectos de tales acciones.

  En ocasiones, tanto el nivel estatal, en virtud de los impuestos que sobre las explotaciones se aplican, como la iniciativa privada, que atiende a la renta, están mostrando en los últimos años un inquietante desinterés por la preservación del medio ambiente.

  No se tiene en cuenta al arrasar con bosques, selvas o estructuras de la flora, que no sólo se compromete en sí mismo la vida vegetal, sino que se altera la vida animal poniéndosela en riesgo y se somete al mismo ser humano a condiciones de vida más críticas. Ha sido demostrado que tales modificaciones del suelo y lo plantado en él traen aparejados no sólo una irregularidad en la armonía del ecosistema, sino cambios perjudiciales en el comportamiento climático.

  Es de esperar, al menos, que para el nuevo emprendimiento se establezcan reglas claras de preservación y se realicen los controles pertinentes.


enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados