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 jueves, 17 de agosto de 2006  
Según dijeron fuentes policiales

Hernán Lascano / La Capital

Un periodista, si es honesto, procura presentar los hechos de forma precisa. Pero dado que remotamente presencia lo que reporta, sólo puede ser preciso con lo que le cuentan, y por eso cruza versiones. Es decir: el periodista no toma contacto con los hechos, sino por enunciados cuya veracidad no controla. Pueden ser hechos auténticos y veraces pero, fatalmente, son ajenos en el sentido que son siempre hechos narrados por otros. Esos otros son las voces de funcionarios públicos, documentación oficial o extraoficial, protagonistas o testigos de sucesos. Son las llamadas fuentes del texto periodístico. Que así tengan vocación de decir la verdad, como los periodistas, no son neutrales: portan intereses e ideología.

John Chancellor, lúcido reportero televisivo norteamericano que murió en 1996, decía que los periodistas podían volver creíble el hecho más disparatado con un recurso muy sencillo. Decía Chancellor: "Si digo «el cielo cayó sobre la tierra» nadie me creerá. Pero si a ese enunciado le agrego «según dijeron fuentes policiales», todo el mundo seguirá leyendo sin sobresaltarse".

De la mayor chance de volver fiable un suceso depende su verosimilitud. Es, como queda dicho, algo que no necesariamente tiene que ver con lo real de un hecho, sino con el procedimiento narrativo que lo vuelve creíble. Por ejemplo, atribuir el hecho a fuentes policiales.

Pero cuando se da toda una situación que enturbia el clima desde donde las fuentes hablan, las cosas se complican. Y la policía habla desde un contexto muy enrarecido: una fuga extraña, un acuerdo por dinero, una situación que entremezcla a un delincuente con oficiales superiores, un recambio que dejó vencedores y vencidos, una palpable evidencia de la interna policial al rojo vivo. Y, sobre todo, varios policías contando el mismo hecho de modo distinto.

Con este panorama los escrúpulos se erizan y la incertidumbre sobre lo ocurrido arrecia. Y no sólo en la prensa. "En los años que tengo en la cana, es la primera vez que veo que un narco se escapa y se queda en el lugar", le dijo anoche informalmente a este diario, entre tantas versiones, un oficial con grado de comisario mayor. No es voluntad conspirativa ni desconfianza malintencionada. La vocación de ser precisos genera precauciones. Y los actos del pasado reciente también. Cuando quedó asentado en un acta que Pocho Lepratti se había resistido a la autoridad, también se citaron fuentes policiales. Para colmo, King Kong es una película.
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