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 sábado, 12 de agosto de 2006  
Humberto Tortonese presenta esta noche "La voz humana" en La Comedia
"Siempre trabajé en libertad y todavía hoy puedo hacerlo"
El actor dijo que nunca sintió que trabajar en televisión signifique ponerle límites a su habitual estilo de trabajo

Rodolfo Bella / La Capital

Humberto Tortonese debuta en Rosario con la obra "La voz humana", de la cual ofrecerá dos funciones, hoy, a las 21.30 y a las 23, en el teatro La Comedia, Mitre y cortada Ricardone. La pieza es un unipersonal, estrenado por Jean Cocteau en la década del 30, sobre una mujer al borde de la desesperación por una relación frustrada y frustrante. Sin embargo, Tortonese da su propia versión: "La verdad que me pareció divertida", aseguró el actor, y después aclaró: "Bueno, no es que sea divertida, al contrario, pero yo la veo en un tono más grotesco. Me pareció que hasta Cocteau cuando escribía se divertía con esa exageración del amor que te puede llevar a unos límites increíbles", afirmó.

Coherente con su pasado under, Tortonese contó a Escenario que no encuentra demasiadas diferencias en sus intervenciones en teatro, radio o televisión, donde le permiten y donde lo estimulan a hacer lo que quiera, una libertad que ejerce con desparpajo y con muy buenos resultados en el segmento "Pasando revistas", junto a Mariana Fabiani en "RSM".

-¿Cómo es tu versión de "La voz humana"?

-Siempre me gustó ir a un punto, como lo hacía en el Parakultural o cuando leía poemas, en el que tuve partes de actuación que daban para los desbordes. No se si es una característica mía, pero esta obra me parece que tiene un límite que está entre la locura y en la idea de ver hasta qué punto puede llegar el espectador.

-¿Te costó vencer el respeto que se le profesa a un clásico en su género como Cocteau?

-A mi a los clásicos me gusta agarrarlos de otra forma. Es como cuando hacía "En familia", de Florencio Sánchez, en el Cervantes, con Alberto Ure. Por suerte él te dejaba hacer lo que sea, me dejaba desbordarme y él mismo se desbordaba. No me agarro las cosas con tanto respeto. En este caso me interesó conservar el texto y no destruirlo. Es muy interesante, pero a su vez uno puede adaptarlo o aflojar un poco algunas las cosas.

-¿Qué cambia que al personaje femenino lo interprete un hombre?

-No cambia mucho, según como veas el texto y cómo veas a esa mujer. Lo que sí tiene es que casi todos lo encararon de una manera muy seria y este no es caso, ya que a mi me interesa el grotesco. Además que lo haga un hombre caracterizado de mujer ya le quita bastante solemnidad.

-¿Cómo fue la transición de pasar del under al Cervantes y después a la televisión?

-Fueron etapas que se dieron y que pasé con la misma naturalidad que tenía cuando estaba en el Parakultural. Era tener ganas de hacer algo y lo hacía desde el punto que quería. Por eso me puedo permitir hacer estas cosas, como hacer a Cocteau desde mi estilo dirigiéndome yo mismo. La verdad es que siempre tuve la suerte de poder trabajar con libertad y hasta hoy lo sigo haciendo.

-¿Podrías trabajar en una obra y con un director que te exigiera que te ciñas a lo que dice el texto y lo que te indique el director?

-Podría, pero lo que pasa es que no sería tan divertido. De hecho lo hice en "La tiendita del horror", que era una producción con directores americanos, o en "Alarma", una comedia inglesa, que era una producción de Romay. Era un texto en el que había que hacer y decir lo que correspondía, pero a veces cuando encarás eso uno piensa "para qué me metí", pero cuando lo hacés y lo incorporás uno se adapta a lo que sea.

-¿Encontraste esa posibilidad de ejercer la misma libertad creativa en televisión?

-En televisión Gasalla, después que murió Batato Barea, nos dio la misma libertad que uno tenía. Como eso funcionó, seguimos. Si no hubiera funcionado tal vez podría haber entrado en otra estructura, pero como sea, creo que las cosas funcionaron porque justamente se manejaron con libertad. En lo de Susana, me dijeron que podía hacer lo que quisiera. Entonces se me ocurrió ese personaje de la diputada corrupta y confiaron en eso. Pero también creo que funcionó porque cuando te dejan hacer lo que querés, también te están diciendo que la responsabilidad es un poco tuya.

-¿Te animarías a Shakespeare, como se animó Urdapilleta?

-En realidad no tengo problemas, al contrario, lo haría, pero lo que pasa es que ahora tengo ganas de hacer cosas en las que la pase lo mejor posible, que tengan mi cuota de diversión y de placer, pero si me llaman para un papel y si yo me veo ahí, encantado porque son desafíos nuevos.

-¿Por qué hoy no hay grandes humoristas políticos?

-La verdad no lo se porque en realidad la política siempre da para divertirse, pero eso pasó durante mucho tiempo y con muy buenos humoristas. Cuando eso lo hacés mal realmente es difícil no hacer una comparación.

-¿En este momento la política no da para reírse?

-La política ahora no está dando tanto para la risa. Pasó al principio, cuando cambió todo el gobierno, pero como también había una necesidad de cambio y de que las cosas vayan mejor, tampoco era para reírse. Lo otro sí, toda esa fiesta de los 90, daba para sketch y para burla, pero después se encaró distinto. Ahora el que intenta hacer humor desde la política lo encara desde un lugar un poco más fácil, como reírse un defecto físico, que la verdad me parece una estupidez.
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"Cuando te dejan hacer los que querés también es una responsabilidad propia", dijo.

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