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 domingo, 30 de julio de 2006  
Las consecuencias del uso de los cinemómetros
En los últimos años se logró bajar entre 10 y 20 km/h la velocidad promedio en las calles y las avenidas

A partir de la incorporación de radares en las calles de la ciudad, la Municipalidad logró un considerable descenso de la velocidad de los vehículos que transitan por Rosario. Además, al momento de relevar quiénes se exceden apretando el acelerador, en la actualidad sólo lo hace menos del 3 por ciento de los conductores cuando hace 9 años era el 18 por ciento.

En efecto, el porcentual de infracciones sobre las detecciones de alta velocidad es del 2,69. En tanto, en mayo de 1997 (cuando comenzó el uso de los cinemómetros), llegaba a poco menos del 20.

Por otro lado, "los índices generales en la ciudad daban como resultado una velocidad promedio de 90 kilómetros por hora en avenidas y más de 60 en las calles, cuando hoy se logró descende r 20 y 10 kilómetros, respectivamente", sostuvo la directora de Tránsito, Hebe Marcogliese.

Así, en la actualidad, se circula a 72 kilómetros horarios en las avenidas y a 53 en las calles.

Las multas se dividen en las de pago voluntario y las deben discutir se ante el juez juez de faltas municipal. Las primeras corresponden a los casos que tengan menos de 25 kilómetros por hora de superación sobre el máximo permitido y a que los infractores sean múltiples reincidentes.

Las sanciones están graduadas de acuerdo al quantum de exceso. Hasta 25 kilómetros, por un lado, y de 25 kilómetros en adelante sobre el máximo tolerado, por el otro.

Pero hay muchos sistemas de control velocidad. "No todo pasa por el radar", dijo la directora de Tránsito. También hay reductores físicos. Por ejemplo, los lomos de burro y las barras levantadas sobre de pavimento; los llamados serruchos.

"En algunos casos es necesario poner en práctica otro tipo de control físico", avanzó. Antes de un paso un paso a nivel o frente a establecimientos que tengan mucha demanda de peatones es necesario tener en cuenta cuestiones como la presencia de cartelería.

Los reductores de velocidad que se vienen construyendo en diferentes vías de la ciudad obedecen a una política de seguridad vial y cada uno, responde a una condición demostrada de alto riesgo de accidentalidad en un determinado tramo.

Deben instalarse acompañado de la señal preventiva correspondiente y demarcarse para advertir al conductor de la presencia del dispositivo y la necesidad de disminuir la velocidad.

Marcogliese siguió reflexionando sobre el resultado de los apercibimientos. "Las sanciones deben amedrentar al conductor y hacerlo reflexionar para que circule con mayor precaución", dijo.
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