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 domingo, 21 de mayo de 2006  
[Lecturas]
Por siempre joven

Gabriela De Cicco

Biografía. Simone Weil, de Gabriella Fiori. Adriana Hidalgo Editora, Buenos Aires, 2005, 232 páginas, $ 29.
Lo filoso de su pensamiento se va entramando con las palabras de la autora que, además de contar la vida de Weil, nos presenta su obra por medio de un sistema de citas que por momentos se fusionan haciendo de ciertos pasajes un dueto librado en un mismo tono. Esto no opaca ni la lectura ni la comprensión del texto, pero sí debe tomarse en cuenta al leerlo porque a veces, casi sin darnos cuenta, vamos de una voz a otra sin notar las diferencias.

Gabriella Fiori ya nos había anticipado que "este no es un estudio, es una inmersión". Simone Weil "no podría ser un objeto de estudio". Para la autora ella está "demasiado viva", y es "demasiado eternamente joven y violenta para ello".

También en la "Advertencia" que abre el libro, Fiori coloca una dedicatoria "a las presencias del amor", y en el párrafo final de este texto introductorio describe el motor que movió a Weil: "Es un amor femenino, fecundo, es un eros poderoso que se abre camino a través de los laberintos de nuestra civilización industrial y les vuelve a dar vida con una nueva visión de la inteligencia (...) Simone Weil inició la gran obra de curación de Occidente".

Al pasar por cada uno de estos capítulos, después de su lectura, algo se ha transformado, algo se ha movido de lugar en lo que podemos llamar ser, alma, espíritu.

Weil nació en París el 3 de febrero de 1909 y murió en Ashford (Inglaterra) el 24 de agosto de 1943. Treinta cuatro años de "una mujer inclasificable, inapresable". Si bien la biógrafa opta para presentarla por negación, podremos ir viendo que el entramado, las vivencias de esa vida, van y vienen entre lo privado y lo público, y llegan a superar esos espacios por la misma práctica de la pensadora: "la mística es el paso más allá de la esfera donde el bien y el mal se oponen, por la unión del alma con el bien absoluto".

No se casó, no tuvo hijos; enseñó por un tiempo filosofía en liceos de señoritas; trabajó como vendimiadora y obrera; combatió en la Guerra Civil española y participó de una manera muy especial en los espacios sindicales; fue escritora, pensadora, revolucionaria, y cuestionadora. Simone de Beauvoir envidiaba su "corazón capaz de latir a través del universo entero"; Denis de Rougemont la recuerda como una de las personas que contribuyeron en la fundación de los Nouveaux Cahiers; Albert Camus se enamoró póstumamente de ella, y fue uno de los encargados en publicar y difundir su obra en Francia.

Sus viajes, sus compromisos laborales, su lucha contra su aguda migraña, sus diálogos espirituales, fueron alimentando una producción abrasadora. Muchos de esos textos se fueron publicando en diarios y revistas: sindicales, de investigación, militantes; pero sus textos ya ordenados como libros aparecen de manera póstuma desde 1947.

En ese año se publicó "La gravedad y la gracia", y en 1949, iniciando la colección "Espoir" (Esperanza) de Gallimard, Camus editó el ensayo inconcluso "El arraigo. Preludio a una declaración de los deberes hacia el ser humano". Este libro se publicó traducido al inglés en 1952, y el poeta y crítico T. S. Eliot terminó su prefacio sosteniendo que pertenecía el género de "prolegómenos de la política, libros que los políticos rara vez leen" y que "deberían ser estudiados por los jóvenes antes de que hayan perdido su tiempo disponible".

Leer a Simone Weil en la actualidad es una desafiante invitación, leer esta biografía-estudio-inmersión es otra invitación que probablemente nos desafiará a leer a esta mujer que logró ser fiel a sus visiones, a su deseos de equidad, a sus acciones antibelicistas, a su deseo de unión y reflexión con/sobre Dios y que debería ser revisado por algunos/as creyentes actuales, aunque podemos sospechar con Eliot que pocos/as podrían comprenderla y aplicar sus palabras, en tanto no revisen ciertas prácticas fundamentalistas.
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Inclasificable. Simone Weil fue escritora, pensadora, revolucionaria.

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