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domingo,
21 de
mayo de
2006 |
Una causa que sigue pendiente
Eva García será sometida a un juicio oral por el crimen de un ferretero ocurrido en julio de 2004 en Capital Federal
El caso que Eva García tiene pendiente con la Justicia, por el que está procesada y afrontará un proceso oral este año, es el crimen del ferretero Omar Narciso Manti, de 77 años, ocurrido el 31 de julio de 2004 en el barrio porteño de Recoleta. Cuando lo hallaron, su esposa, Leticia, de 67 años, estaba desvanecida y fue asistida en terapia intensiva.
La hija del matrimonio reveló que la noche anterior habían ido a cenar a la casa de sus padres una supuesta psicóloga o parapsicóloga con sus hijos. La principal hipótesis del caso es que los Manti fueron envenenados por sus visitas, que además saquearon el domicilio, de donde se llevaron, entre otras cosas, 30 mil dólares, alhajas y relojes, dos pasaportes, una carabina, un revólver y dos tapados de piel.
Los datos de la supuesta parapsicóloga, llamada Mai Ivana, habrían quedado asentados en la agenda de Manti. Una escucha telefónica en poder de la Brigada de Homicidios de la Policía Federal vinculaba a Ivana con Eva García. "Apurate con el trabajo con el viejo, porque quiero que me lleve a la casa", le habría dicho Eva a Ivana, en el curso de una de esas comunicaciones. Según los investigadores, ambas se habían conectado con Cecilio Pablo Rau, de 69 años, dueño de la casa de antigüedades Remates Jorge, en La Plata. Pero Rau fue salvado por la policía: por una fotografía, el comerciante identificó a Eva García como la mujer que había visitado dos veces su negocio y con quien estaba por encontrarse.
En la charla del jueves, La Capital le preguntó a Eva García si no se sentía comprometida por el crimen de Manti. "En absoluto, soy totalmente optimista, seré absuelta porque soy inocente", dijo. Se le recordó entonces que la esposa de Manti la había reconocido como la persona que la visitó la noche en la que ella terminó adormecida y su esposo muerto. "Me parece perfecto que me haya reconocido: es que yo estuve en esa casa. Fui con una amiga, la doctora Silvina Maquieira y con su novio, Diego Di Bella, que están prófugos. Es verdad que estuve cenando. Pero yo no conocía a este matrimonio. Lo conocía Silvina. No sé que trato tenía el señor con ella. Pero de eso no puedo hablar", insiste.
Silvina Maquieira, abogada, y Diego Di Bello, policía federal, están inhallables. Eva transfiere a ellos, a quienes se supone en el exterior, cualquier conexión con lo ocurrido. "Yo sólo los acompañé", dice. Respecto de las llamadas telefónicas que la vinculan con el episodio del comerciante de La Plata y el caso de Manti, Eva es, una vez más, esquiva: "Se tendrán que escuchar en su momento".
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