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 domingo, 21 de mayo de 2006  
Imagen personal
Amigarse con el cuerpo

El esquema corporal es la imagen introspectiva del propio cuerpo, incluidos el movimiento en el espacio, el tipo de desplazamiento, cómo sentimos los músculos, la fuerza y las capacidades físicas. Además es una condensación de imágenes o esquemas mentales de lo que nos dicen nuestros padres cuando somos pequeños, los límites recibidos, y las identificaciones, como por ejemplo, cuando alguien comenta: "Camina como su papá". El primer "yo" es corporal, sin el habla nos comunicamos cuerpo a cuerpo como lo hace el bebé cuando se alimenta, patalea o reconoce con la boca y la mano el mundo que lo rodea. El primer lenguaje es corporal, preverbal, universal y directo, si el niño se siente mal llora, si está satisfecho sonríe. Lo mismo sucede al enfermarnos: las palabras pueden cambiar los hechos, tapar, disfrazar, pero el cuerpo comunica a su modo, decide llamar la atención por algo.

La imagen personal viene definida por el contexto, está facilitada por un consenso social y cultural donde cada época tiene su impronta. Por ejemplo, hoy el modelo ya no son las mujeres rellenitas de Da Vinci. Los cánones de belleza siempre incluyen la mirada del otro, la imagen es aparentemente algo del orden meramente visual, pero es sobre todo valorativa y calificativa de lo que estamos viendo. Existe un código tácito entre los hombres, como cuando uno le pregunta al otro que tal está la chica con la que salió, y el otro responde: "Es muy buena persona", entonces sueltan carcajadas porque la decodificación es que no estaba muy buena, muy fuerte ni muy linda.

Es habitual en las propagandas ver que una mujer le pregunta a otra: "¿Cómo estoy, cómo me veo?" Quizá la implicancia de esta pregunta se basa en el tipo de respuesta que se puede dar cada uno. El compromiso de "estar bien" no es con la imagen hacia fuera, algo en lo que hay que "encajar", sino con el cómo se vive a cada momento. Es la integración entre la imagen y el esquema corporal, honrando las diferencias que nos hace únicos.

Podríamos amigarnos con nosotras mismas, en lugar de estar en guerra "contra" los kilos, la celulitis, las arrugas o los rollitos. Esos detalles no son enemigos de nuestra belleza, si lo fueran estamos ante un discurso esquizoide. Estar fuerte, linda, sana es poder disfrutar a cada momento de la existencia, desplazarse en el espacio vivenciando la potencia muscular, el viento en el rostro, la caricia del sol, los aromas perfumados de la naturaleza, comer para alimentarse para volverse más fuerte, nutrirse y mimarse o hacer el amor sin preocuparse y aceptando el cuerpo. Cada persona tiene su belleza especial, y se transmite cuando se nota que se siente bien consigo misma, sin importar lo que lleva puesto sino cómo va por la vida.

Silvia Tórtul

Terapeuta familiar sistémica

[email protected]


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