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domingo,
21 de
mayo de
2006 |
El disenso
es castigado
No conozco a la diputada nacional María del Carmen Alarcón ni su trayectoria política, pero ese no es el punto. Lo preocupante es que una diputada oficialista no pueda ejercer con libertad de criterio sus responsabilidades, lo sea en el acierto o en el equívoco, actuando como lo que funcionalmente debe ser un representante del pueblo sin correr el riesgo de ser castigado o destituido por sus pares por el hecho de disentir en determinada tema con el Poder Ejecutivo nacional. Así, se avasalla el concepto básico de nuestra democracia, la división de poderes y la Constitución nacional es letra muerta. Además, nos muestra una vez más la realidad de una Legislatura alejada de todo concepto federal, masificada partidariamente, tan inútil como costosa, anulada para proponer o discutir las leyes que el país reclama y refugiada para perdurar en el sí obsecuente al Néstor de turno.
Juan Carlos Romano
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