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 sábado, 20 de mayo de 2006  
Medida judicial por un alzamiento en Coronda
Procesan a un carcelero por la muerte de un preso
Le endilgan haber matado a Claudio Antonio en la sublevación de febrero de 2002

Un guardia de la cárcel de Coronda fue procesado por la Justicia como autor penalmente responsable del homicidio de un interno, hecho ocurrido en medio de un violento motín desatado en febrero de 2002 que terminó con la vida de dos presos.

La medida fue dictada por el juez de Instrucción número 7 de la ciudad de Santa Fe, Diego de la Torre, y alcanzó al carcelero Carlos Alberto Díaz. Según la investigación, el agente penitenciario fue el autor de la muerte de Claudio Alberto Antonio, de 27 años, quien estaba alojado en el pabellón 7 de la unidad corondina.

Tras conocerse el fallo, el abogado defensor de Díaz, Ricardo Bernárdez Varela mantuvo un diálogo con el Diario Uno de Santa Fe y aseguró que pedirá nuevas diligencias al juzgado al entender que "hay vicios en la investigación".

El motín en el que no sólo murió Antonio sino también el preso Iván Julio Mosqueda, se inició cerca de las 23 del martes 26 de febrero de 2002 y se prolongó por unas 15 horas. Aquella noche, según la versión oficial, "dos presos del pabellón 10 se pelearon entre sí para saldar viejas cuentas y uno de ellos resultó herido". El recluso fue derivado a la enfermería y, tras ser curado retornó al pabellón. En ese momento, se dijo, los demás internos quisieron tomar como rehenes a los guardias y le robaron una Itaka. Mientras los guardias lograron replegarse, los presos se sublevaron y tomaron el pabellón y los pasillos dando inicio a la revuelta.

La noticia corrió rápidamente por el interior de la cárcel, que en ese momento albergaba a 1.266 internos, y en pocos minutos se alzaron los pabellones 8 y 12. Ya en horas de la madrugada también se sumaron los sectores 1, 6, 4, 11, 9, 7 y 5. Así, durante toda la noche la cárcel estuvo en manos de los presos mientras desde el exterior, custodiado por la TOE, se escuchaban detonaciones de armas de fuego.

Poco después de la 1.30 del miércoles 27 de febrero, el cuerpo de Iván Julio Mosqueda, de 24 años, fue retirado del pabellón 10 por sus propios compañeros. El muchacho había recibido un disparo en el tórax. Minutos después, los reclusos sacaron a la segunda víctima, Claudio Alberto Antonio, oriundo de Villa Gobernador Gálvez, quien estaba en el pabellón 7. En ese marco, al menos otro recluso y tres carceleros recibieron heridas.

La calma volvió recién en horas de la mañana, después de que interviniera la Coordinadora de Trabajo Carcelario (CTC) y los presos elevaran un petitorio en demanda de mejores condiciones de alojamiento, garantías para la integridad física de los internos, eliminación de sanciones colectivas, habilitación de talleres de trabajo y aplicación de la ley de Ejecución Penal.

Ahora, a cuatro años de aquel hecho, recién la Justicia procesa a un carcelero por la muerte de uno de los presos. Sin embargo, el defensor del agente penitenciario consideró que hubo errores en la instrucción de la causa. "Según pudo probarse, (el interno) Antonio murió dentro de su celda del primer piso del pabellón siete y, según el juez, el disparo qu elo mató fue hecho con el arma del agente Díaz. Sin embargo, mi cliente estaba cubriendo servicio en la garita número 9 de la pasarela exterior que queda al sur del establecimiento y desde donde se disparó, según la pericia balística, es desde el puesto número 4 que queda al norte del edificio".

Bernárdez Varela aseguró que no apelará el procesamiento pero sí que solicitará múltiples diligencias para poder determinar, en primer lugar, la anormalidad que existe en cuanto al secuestro de la bala imputada; también para verificar en el libro de guardia si Díaz pudo o no disponer del arma de fuego en cuestión y saber si está asentado qué personal ocupaba cada garita y con qué arma".
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