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sábado,
20 de
mayo de
2006 |
Norberto Boggino: "Es necesaria una mirada plural hacia los aprendizajes"
El psicólogo dice que los fracasos en los niños cuestionan la acción
de la institución escolar
Cada vez más los llamados fracasos en los aprendizajes obligan a la escuela a pensarse como institución y, en especial, a mirar la diversidad de niños que conviven en ella. Para Norberto Boggino, doctor en psicología, un primer paso en este camino de reflexión crítica está dado por la posibilidad de pensar la propia práctica docente.
Es justamente con esa idea que, en agosto próximo, los docentes volverán a ser invitados a reunirse en el Congreso Nacional e Internacional de Aula Hoy.
Boggino es el director académico de este encuentro educativo que tiene como sede a Rosario. Dice que uno de los propósitos generales será "analizar cómo mejorar la calidad de la enseñanza y favorecer la real transformación de la educación esperada y deseada por todos, según los nuevos requerimientos de la época, de las nuevas demandas sociales, científicas y culturales".
Y para cumplir con tal meta, el congreso se propuso desarrollar distintos temas, como por ejemplo la posmodernidad y la educación con relación a sus malestares y oportunidades; los sentidos actuales de la educación; la escuela como contexto de acción desde la perspectiva institucional; diferentes criterios y estrategias para reorientar el trabajo en diferentes áreas curriculares; el impacto de las tecnologías de la comunicación y la información en los procesos de enseñanza-aprendizaje, la ética para educadores; la problemática de los derechos humanos y su relación con la escuela y cómo trabajar con el conflicto desde una mirada plural.
El congreso este año se llama "Los mundos posibles de la escuela de hoy. El alumno, el aula y la institución".
-¿Por qué el plural al decir "los mundos de la escuela"?
-Pensar en "los mundos" posibles de la escuela es posicionarse desde un pensamiento complejo, que permite visualizar (y no ocultar) la creencia de una escuela única donde sólo haya lugar para niños de "un solo mundo". Debemos romper con la ilusión de que es posible que haya niños "normales", que respondan a ciertas y determinadas pautas tanto en los comportamientos como en sus conocimientos, en sus experiencias y en sus ideologías. Se trata de pensar en una escuela inclusiva donde quepan todos los niños y donde se atienda a todos y a todas sus realidades. Es decir, una escuela inclusiva que comprenda a todos los mundos de todos los alumnos.
-¿Y cómo se construye?
-Desde una escuela que asista verdaderamente la diversidad de la población escolar, donde la diferencia sea considerada como algo normal y no lo contrario; donde sean lógicos y esperables los diferentes mundos posibles. En la que se atienda, por ejemplo, a los niños y a las niñas que proceden del campo con todo el bagaje de conocimientos y sus propios desconocimientos; o donde a los niños y niñas que tienen una vasta experiencia en artes o en el deporte, se les valoricen sus conocimientos tanto como la matemática y la lengua. Eso se hace generando una escuela plural que pueda comprender y atender a todos, respetándolos. Y, respetar al otro implica, de mínima, indagar, conocer y permitirle expresar y socializar "su mundo" y que éste constituya el punto de partida de la enseñanza, a la vez de compartir con los "otros mundos" de sus compañeros. Hay que recordar que la jerarquización de ciertos tipos de conocimientos favorece a alumnos de determinados sectores, clases, etnias, que se encuentran más vinculados con la cultura escolar, al mismo tiempo que coloca en desventaja a todos aquellos pertenecientes muchas veces a sectores marginales, rurales, migrantes, entre otros, que desarrollan otras estrategias cognitivas, vinculadas ellas mismas con sus contextos culturales y sociales.
-¿Qué implica entonces para la escuela?
-Para la escuela constituye un desafío ineludible abandonar el antiguo modelo pedagógico en lo que respecta a la definición de sus intervenciones, así como diseñar nuevos dispositivos que permitan desvincular la pobreza de los problemas en el aprendizaje, la conducta, el fracaso escolar y la exclusión. El fracaso escolar en los actuales escenarios sociales es así uno de los fenómenos que interpela a la escuela, así como también al orden político. Es necesario y urgente, no obstante, comprender el alcance de este desencuentro, para modificar la cultura de la escuela y avanzar hacia políticas más justas de promoción, distribución y construcción del conocimiento y el aprendizaje escolar.
-¿Cuál es el mejor camino para empezar a pensar una escuela diferente: la discusión sobre el fracaso escolar o el conocimiento y aceptación de las distintas culturas que conviven en ella?
-Probablemente una de las acciones menos realizadas sea uno de los mejores caminos para alcanzar cambios genuinos en los modos de proceder: la reflexión crítica sobre la propia práctica. Pero reflexionar críticamente no se puede confundir con simples intercambios de puntos de vista. Sino que significa hacerlo sobre los propios procesos metacognitivos. Es necesario, en consecuencia, reflexionar sobre los procesos ideológicos y religiosos, epistemológicos y teóricos, entre otros, que sostienen nuestros propio quehacer. Entonces es tan necesario discutir la complejidad de la trama que genera fracaso escolar como el conocimiento y las diferentes culturas que conviven en la escuela.
M.I.
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Boggino: "Hay que avanzar hacia políticas más justas de construcción del conocimiento".
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