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sábado,
20 de
mayo de
2006 |
Falta gente
creativa
Convencido de que habitamos el mejor país del mundo, no lo disfrutamos como tal porque los que nos dirigieron y dirigen arman sus equipos de trabajo con personas de escasa creatividad para resolver los problemas diarios. Como ejemplo basta con detenerse en un semáforo de cualquier ciudad importante del país y recibir un grupo de niños y no tan niños ofreciendo el lavado del parabrisas del vehículo que acaban de esquivar, o simplemente pidiendo lo que ven a su alcance dentro del mismo. ¿Es tan difícil crear un programa de contención que por una simple tarea se les remunere algo que recompense lo que reciben en las esquinas? Claro, hay que censarlos, inscribirlos, enseñarles, es decir trabajar sobre la idea. Otro ejemplo es el de los reclusos que creemos que por tenerlos encerrados unos años se van a rehabilitar, cuando en realidad lo que se logra es que contraigan nuevos vicios y que queden en el olvido las aptitudes que tenían cuando los encerramos. ¿Tanto cuesta intentar luego de cierto tiempo ir insertándolos en tareas que redunden en beneficio a la comunidad, como limpieza de terrenos abandonados? Con las adecuadas medidas de seguridad el riego es mínimo si vemos la cantidad de fugas que hay de los lugares donde se encuentran. En cuanto al tránsito, vemos diariamente cómo bicicletas y/o motos se burlan de los automovilistas y peatones cruzando semáforos en rojo o realizando riesgosas maniobras como tomar calles en contramano o doblar donde no se debe. ¡Cuánta ciencia hace falta para aplicar un sistema como hay en muchos países del mundo con sanciones o multas para los irresponsables que están amparados tan sólo por no estar con un vehículo identificado! Tal vez la gente creativa en este querido país no quiera participar en política como es el caso de quien escribe. Ahora, de ser así, los dirigentes deberían preguntarse por qué, deberían hacer el esfuerzo necesario para convocarlos.
Víctor Dalonse
[email protected]
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