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miércoles,
17 de
mayo de
2006 |
Entre la mano dura
o una mejor educación
La escalada de violencia que aterroriza a San Pablo instaló en Brasil una polarizada polémica en torno a los criterios a adoptar para enfrentar una incuestionable consolidación del crimen organizado. El secretario de Seguridad Pública, Saulo de Castro Abreu Filho, crítico feroz de los grupos de defensa de derechos humanos, defiende una respuesta dura e implacable contra el crimen. En esa misma línea, el comandante general de la Policía Militar, coronel Elizeu Eclair Teixeira Borges, aseguró que el Estado sólo saldrá victorioso si consigue demostrar su fuerza al reprimir las acciones criminales.
Pero, el secretario de Administración Penitenciaria Nagashi Furukawa, creador de la Asociación de Protección y Asistencia Carcelaria y vinculado a organismos de derechos humanos, defiende un trato más humano a los presos. Para él, endurecer la ley y los castigos a los detenidos estaría exponiendo a la sociedad a nuevas acciones terroristas.
El ministro de Educación, Fernando Haddad remarca la inversión en educación en el combate a la violencia y aseguró que la expectativa del gobierno es que se aumenten los recursos destinados a la educación.
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