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domingo,
14 de
mayo de
2006 |
Marcó presencia
El Charrúa ganó y sigue adentro del Reducido
Elbio Evangeliste / Ovación
Hay situaciones puntuales que suelen poner a prueba a determinados actores. La de ayer fue una de esas. Es que un Central Córdoba queriéndose meter en el Reducido en busca de la Promoción para un segundo ascenso a la B Nacional recibía al colista Brown de Adrogué, pero la accesiblidad de ese partido dependía de la capacidad de resolución charrúa. Y en esta ocasión hubo respuesta. No fue sencillo, pero tras la temprana concreción de Daniele, el triunfo (3 a 0) nunca corrió peligro. ¿En qué desembocó todo esto? En que los muchachos de Tablada siguen en el selecto grupo de ocho equipos (están clasificando en el séptimo lugar), a una fecha del final.
El resultado no es mentiroso y mucho menos abultado. Es más, la diferencia pudo haber sido aún mayor si la puntería hubiese sido otra y si los árbitros asistentes (Silvio Maguna y Andrés Prendel) no hubieran levantado tantas veces la bandera (acertaron en unos cuantos off side pero en la mayoría le erraron feo), lo que le impedía al charrúa aproximarse al área de Brown.
Claro que a esa altura todo era vivido no con tanta bronca porque el resultado ya era favorable gracias al oportunismo de Daniele, a los 9', tras un grosero error del arquero Cordero.
A partir de allí todo hubiera más sencillo para Córdoba si Brown hubiese salido a buscar algo, pero el equipo de Miguel Angel Lemme nunca se apartó de su libreto, el de la fricción permanente y sistemática (la mayoría de las veces con mala leche). Por eso el triunfo casi nunca se vio amenazado.
Igualmente hubo que esperar hasta la expulsión de Décima (2' del complemento) para que la superioridad fuera absoluta. Pelota, terreno, situaciones. Todo era de Córdoba, aunque faltaba la estocada final. Y para que ello llegara fueron clave dos sutilezas de Raschetti Sánchez para vulnerar el achique de Brown y el resorte del primer asistente (Maguna).
En la primera (35') vio el hueco y picó una vez partido el pase y en lugar de definir (estaba mano a mano) decidió dar el pase para que el solitario Petrovelli sólo tuviera que empujarla. En la segunda (38') fue él el encargado de dejar cara a cara con el arquero a Sebastián González, quien la picó al segundo palo para una nueva entrada en soledad de Petrovelli.
Los minutos que quedaban llevaron, inexorablemente, a pensar más en el partido del miércoles ante Cambaceres que en el 3 a 0 del que todos estaban gozando. Pero no hay que quitarle mérito al buen partido que hizo Central Córdoba. Es cierto que el que viene tendrá, tal vez, más importancia, ya que se presenta como decisivo (con el empate aún corre peligro de quedarse afuera), pero la presencia marcada ayer fue importante. Es que se trató de un mojón que sirvió desde lo numérico, aportó en lo anímico y, sobre todo, conformó desde lo futbolístico.
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Fotos
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Petrovelli convierte su primer gol.
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