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domingo,
14 de
mayo de
2006 |
Tercera ciudad del interior
en programas de intercambio
Argentina recibió el año pasado 23.431 personas que llegaron para estudiar español, lo que significó un ingreso de 26 millones de dólares. Y si bien la Capital Federal lleva por lejos la delantera en cuanto a visitantes, Rosario se posiciona, después de Bariloche y Córdoba, como la ciudad con más universidades e institutos que ofrecen esta modalidad turística.
Al menos esto es lo que arroja un relevamiento realizado por la Secretaría de Turismo de la Nación entre los establecimientos que ofrecen cursos de español para extranjeros. La encuesta se hizo el año pasado con el objetivo de conocer cómo se desarrolla una actividad "con proyecciones de crecimiento altamente considerables".
Es que los números son alentadores. Los 23.431 extranjeros que vinieron el año pasado representan un 41 por ciento más que los de 2004, y los 26 millones de dólares que dejaron en el país no son nada despreciables.
Estos viajeros son principalmente jóvenes universitarios (53%) y tienen entre 19 y 30 años. La mayoría no para en hoteles, sino en hostels, departamentos de alquiler temporario o casas de familia.
La duración del viaje es uno de los puntos que hace atractiva la recepción de este tipo de turistas, ya que su estadía es más prolongada. En promedio, quienes llegan a Argentina para aprender español pasan unas 10 semanas, de las cuales cuatro se destinan a completar los cursos. El resto del tiempo se destina a viajar por los destinos turísticos más clásicos del país.
De acuerdo al estudio de la Secretaría de Turismo, casi el 60 por ciento de los estudiantes proviene de cuatro países: Estados Unidos, Brasil, Alemania e Inglaterra; aunque también es importante la presencia de australianos, canadienses, holandeses, suizos, franceses y japoneses.
Los precios -reducidos tras la devaluación- aparecen como una de las principales motivaciones a la hora de decidirse por Argentina. Pero no es la única variable que los turistas toman en cuenta: también se valoran sus instituciones culturales y educativas, y la idea de poder gozar de mayor seguridad que en otras ciudades latinoamericanas.
Internet pesa fuerte a la hora de planificar el viaje. Allí se obtiene información sobre las ciudades y los establecimientos que ofrecen clases de español. Un punto en el que se valoran también las recomendaciones de familiares, amigos o colegas, según indicó la mitad de los encuestados.
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