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sábado,
13 de
mayo de
2006 |
La peor astilla es la del mismo palo
El conflicto Alarcón-Rossi sacudió la modorra en Diputados y pone en duda el verticalismo oficialista
Rodolfo Montes / La Capital
Con la nueva configuración numérica de alianzas y poder que fue construyendo el Frente para la Victoria (FPV) desde el verano pasado el Congreso había entrado en una meseta. Nada inesperado podía ocurrir. Una máquina mayoritaria que se dedica a procesar con eficiencia un ordenamiento temático y de contenidos que surge desde el Ejecutivo. El resto apenas acompaña o se opone, sin cambiar los rumbos principales. Pero un conflicto explotó en las filas del FPV. Volvió la emoción perdida, se sacudió el aburrimiento. Tuvo, además, como protagonistas a dos diputados santafesinos: María del Carmen Alarcón y Agustín Rossi.
Y todo por la vaca y su derivado principal, la carne. Una certera intervención sobre el negocio ganadero del gobierno nacional colocó algún límite a un sector no habituado a discutir rentabilidades ni precios. Y enervó los ánimos del hombre conservador del campo. Que ya viene bastante malhumorado con el kirchnerismo por las retenciones a la exportación agraria.
El razonamiento político de Rossi para desplazar a la Negra Alarcón de la presidencia de la comisión de Agricultura y Ganadería resulta transparente y atendible. "Necesitamos un diputado del gobierno que nos exprese ante las asociaciones del campo y no un diputado que exprese a ciertos grupos del campo, ante el gobierno", argumenta.
Pero habría errado en el modo, o en la oportunidad, o en el abordaje político del tema. La situación lo gastó y promete tener ribetes de escándalo el martes, en la sesión de la comisión, cuando se concrete el desplazamiento.
Curiosamente, hasta hoy Alarcón consiguió una amplísima gama de solidaridades, mientras Rossi paga el costo político. La diputada recibió llamados afectuosos de muchos bloques, incluso de aquellos que están en las antípodas ideológicas de su grupo Pampa Sur.
Con muchos años en política, astuta, y con la audacia necesaria para desafiar al sistema hegemónico, Alarcón, mujer y en soledad, se convirtió para los medios y para la opinión pública en "una injusta víctima del poder implacable de la maquinaria kirchnerista". Otro capítulo fueron las esquirlas de la pelea que tocaron al senador Carlos Reutemann y que lo llevaron a tomar urgente distancia de quien fuera funcionaria en su primer período como gobernador de Santa Fe.
Lole pidió que no lo vincularan con la diputada, algo que ésta también se encargó de remarcar el día que estalló el conflicto, el martes pasado. Esto está a la vista. Si bien Alarcón llegó a la Cámara en el 99 con el aliento de Lole, hace rato que tomó vuelo propio y decide su destino político sin consultarlo.
Pero a las pocas horas de abierto el conflicto, Reutemann cometió el error de sobreactuar su distanciamiento personal y político con Alarcón: "hace dos años que no la veo", dijo, faltando a la verdad. Y logró el efecto contrario al buscado. Echó nafta al fuego.
Enfurecida, la legisladora le disparó: "Miente porque tiene miedo, estuve con él la semana pasada". No sólo Rossi, también Reutemann pagará un costo por este episodio. El tiempo dirá cuánto.
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