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sábado,
13 de
mayo de
2006 |
¡Paren
la mano!
Los argentinos, demostrando lo que nos cuesta aprender de nuestros errores, estamos volviendo a repetir una historia que en el siglo pasado nos cercenó toda una generación. Diariamente nos enteramos que en supuestos enfrentamientos fueron abatidos jóvenes veinteañeros. El caso más trágico de tiempos recientes fue el niño, de tan sólo trece años, muerto en Mendoza cuando sustraía unos trozos de carbón de un tren descarrilado. Si no comenzamos ya a formar opinión en contra, la reacción social se producirá cuando el costo humano sea muy oneroso.
Esther Alcalá
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