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sábado,
06 de
mayo de
2006 |
Un referente para la comunidad
La escuela de Ludueña reclama por más espacios de educación no formal
"La escuela sigue siendo un referente para el barrio". La afirmación la hace la docente Adriana Fuster para explicar cómo es el vínculo con los padres y familias de sus alumnos. "Tenemos -agrega- una muy buena relación con ellos, ofrecemos al escuela como un espacio para el diálogo, las consultas y hasta las denuncias".
La mayoría no ha culminado su escolaridad o ni siquiera ha pasado por la escuela. Son familias humildes, muy pocas de ellas con empleo, que viven de planes y ayudas sociales, o bien -de manera más creciente- de las changas, en especial como peones de albañiles.
Los chicos asisten al comedor del padre Montaldo, donde reciben la copa de leche y la comida diaria. No sólo son alumnos los que van, también hay muchos vecinos del barrio que reciben esta ayuda. Adriana da un dato importante para señalar que los pedidos de que hay que buscar soluciones de fondo y no ocasionales van por el camino de lo cierto: "Si una familia logra mantener el trabajo, prefiere comer en su casa, con sus hijos, y no asistir al comedor".
La docente incluye en esta demanda más espacios de educación no formal. Es decir de talleres de todo tipo para sus alumnos, para sus padres y también para regresar a los chicos que ya no están en la escuela.
"Hay que estar en el lugar del pobre, entrar en su ranchito, pensar cómo devolverles las ganas y sostener en la escuela a ese nene que llega golpeado, mal alimentado, preguntase de dónde saca fuerzas para aprender", expresa la maestra para indicar otra característica que no puede pasar por alto en su profesión.
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