|
domingo,
30 de
abril de
2006 |
Estalla el escándalo de las supuestas cuentas secretas
Un caso de espionaje político salpica
al gobierno de Chirac en Francia
Acusan al presidente y al premier de intentar hundir la carrera del actual ministro del Interior, Nicolas Sarkozy
París.- El caso Clearstream contiene todos los elementos de una conspiración de Estado a la altura de las imaginadas por Hollywood. El objetivo aparente: hundir la carrera política del actual ministro de Interior francés, Nicolas Sarkozy, acusándolo falsamente de mantener cuentas bancarias ocultas en el extranjero.
El diario Le Monde publicó la declaración judicial de un general de los servicios de espionaje que asegura que en 2004 el hoy primer ministro Dominique de Villepin -entonces titular de Exteriores-, siguiendo órdenes del presidente, Jacques Chirac, le dio instrucciones para involucrar al actual ministro del Interior y principal rival político de ambos, en el caso Clearstream, un listado de supuestas cuentas secretas en Luxemburgo destinadas a recibir sobornos.
El caso -que amenaza con terminar de hundir al impopular Villepin y salpicar al inquilino del Palacio del Elíseo- estalló en 2004 y la investigación judicial, una vez desenmascarada la farsa, derivó pronto en la búsqueda del autor de la manipulación. La instrucción ha llevado ahora hasta las más altas instancias del Estado. El general Philippe Rondot, coordinador de los servicios de espionaje y operaciones especiales del Ministerio de Defensa francés hasta su retiro a principios de este año, declaró a los jueces que instruyen la causa que Villepin le encargó en enero de 2004, en nombre de Chirac, investigar a Nicolas Sarkozy en relación con un listado de personalidades francesas que supuestamente tenían cuentas abiertas en el extranjero que operaban a través de la cámara de compensación luxemburguesa Clearstream. Las notas privadas incautadas al general corroboran presuntamente su declaración.
Tanto Chirac como Villepin desmintieron categóricamente las acusaciones -aparecidas en el diario Le Monde- que, de confirmarse, los implicaría, por acción o por omisión, en el origen de la manipulación contra Sarkozy, por cuanto el asunto no estalló hasta unos meses más tarde.
El testimonio de Rondot -que salpica también, aunque en menor medida, a la ministra de Defensa, Michele Alliot Marie- ha desatado una tempestad política de resultados incalculables.
Anónimos al juez
El caso Clearstream adquirió formalmente tal rango en mayo y junio de 2004, cuando el juez Renaud Van Ruymbeke, que investigaba el posible pago de comisiones en la venta de fragatas francesas a Taiwán en 1991, recibió de un remitente anónimo dos listados informáticos de Clearstream con los supuestos números de cuentas de empresarios y políticos franceses en entidades extranjeras, y que luego resultaron estar manipulados.
El primer envío involucraba a empresarios como el ex presidente de Thomson, Alain Gómez, y el vicepresidente de Airbus, Philippe Delmas, a quienes se acusaba de blanqueo de dinero procedente de comisiones ilegales. El segundo implicaba a políticos: además de Sarkozy, figuraban Jean Pierre Chevenement, Dominique Strauss Khan y Alain Madelin.
Las primeras pesquisas realizadas en 2004 ya apuntaban a la falsedad de los listados y, en el caso del hoy ministro del Interior, la Banca Popolare di Sondrio -entidad donde se la atribuía una cuenta- respondió oficialmente en diciembre de ese año que no tenía ninguna cuenta a nombre de Sarkozy.
La notificación no llegó formalmente al juez, sin embargo, hasta enero de 2006. Todos los implicados han acabado presentando demandas por calumnias, lo que ha dado lugar a la presente investigación. Los jueces sospechan que los dos listados fueron probablemente remitidos por personas diferentes y con objetivos asimismo distintos: incidir -en el primer caso- en la batalla por el puesto de copresidente del grupo franco-alemán EADS, fabricante de Airbus, y, en el segundo, acabar con Sarkozy, que se aprestaba a tomar las riendas del partido gubernamental Unión por un Movimiento Popular (UMP). Los jueces han ordenado en las últimas semanas el registro de diversas dependencias de EADS y de la dirección general de Seguridad Exterior (DGSE), así como del mismísimo despacho de la ministra de Defensa.
De acuerdo con el testimonio del general Rondot, éste tuvo conocimiento de los listados de Clearstream ya en noviembre de 2003 a través de Jean Louis Gergorin, vicepresidente ejecutivo de EADS, y de Imad Lahoud, experto informático y director científico de esta compañía. Lo que ambos niegan.
Villepin declaró que en 2004 sólo persiguió "rumores" sobre sobornos en un negocio de fragatas con Taiwán de 1991. El ministro afirmó que en aquel momento no sabía nada de una sospecha contra Sarkozy y que "nunca" investigó al ministro del Interior.
enviar nota por e-mail
|
|
Fotos
|
|
Sarkozy y Villepin, durante el tratamiento de la reforma laboral.
|
|
|