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sábado,
29 de
abril de
2006 |
"El fin de la selva es
la muerte de la gente"
"Los montes se arrancan hasta las mismas orillas de los arroyos, entonces el agua se contamina con herbicidas y luego se seca. Eso significa que las comunidades indígenas no puedan pescar, cazar y sobrevivir de la forma en que lo hicieron desde hace miles de años", dijo a La Capital Vasco Baigorri, del grupo ecologista Cuña Piru, de Misiones.
"La deforestación es un problema constante en nuestra tierra. Por los desmontes en la zona de Alcazar, un área protegida de la selva paranaense, que el gobierno quiere convertir en un mega basural, tres activistas ambientalistas fueron detenidos el mes pasado. Pero el gobierno no actuó igual cuando los empresarios madereros pararon y bloquearon la provincia con sus 4 x 4 y camiones porque se sintieron perjudicados por recortes a sus actividades", dijo ayer el ecologista.
En ese sentido explicó que el gobierno provincial otorgó lo que pedían los empresarios: "la reinstalación de oficinas de bosques donde obtener las guías que autorizan el transporte de maderas".
Por otra parte, representantes de la comunidad indígena Mbya Guaraní, que habitan lo que hoy constituye la reserva de Yabotí, han recurrido a la justicia penal para denunciar por etnocidio al gobernador de la provincia, Carlos Rovira.
Los delegados de los Mbya destacaron que la empresa Moconá Forestal, con el aval del gobierno provincial, deforestó lo que constituye su medio de vida.
En tal sentido, Raúl Montenegro, premio Nobel Alternativo 2004 y presidente de la Fundación para la Defensa del Ambiente (Funam), afirmó que "la gran cantidad de árboles que taló la empresa Moconá en Yabotí -pese a la veda-, muestra que allí continúa el genocidio silencioso".
"Los hechos demuestran que la muerte de la selva es la muerte de su gente. Conservarla es un imperativo social y lo contrario constituye un crimen ambiental y un etnocidio", denunció el pueblo Mbya.
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