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Efectos de añoranza

Las cocinas de campo combinan lo moderno con lo retro Y logran una sensación que mezcla los recuerdos y la nostalgia con una nueva estética y prácticas prestaciones

Si se apela a la memoria, se podrán recordar las cocinas de fundición que eran el corazón de las casas de los abuelos en el campo. Las cocciones a leña, el mantenedor de agua y las hornallas eran tan útiles como llamativos. Y aún en la época del gas natural (gas envasado), las cocinas de campo siguieron estando presentes de manera hasta solemne, no sólo en estancias sino también en viviendas de countries y barrios cerrados. Para Hernán Mastrocola, titular de América Inca, se trata de “recuerdos de la niñez grabados a fuego en la retina y en la mente, que producen un efecto de añoranza y deseos de volver a aquellas vivencias”.

Lo retro y todo lo que tiene que ver con el campo está de moda, desde los automóviles con reminiscencias del viejo siglo, hasta la vestimenta. La mezcla de lo moderno con lo antiguo produce resultados verdaderamente sorprendentes. A tono con esta idea, América Inca lanzó al mercado una nueva línea de cocinas de campo. El nuevo producto logra aunar nostalgias y recuerdos de antaño con la estética y prestación que actualmente se requiere.

Se trata de artefactos que tienen la impronta de aquellas cocinas de campo, construidas con materiales nobles y accesorios modernos, lo que le confieren a la vista la solidez de sus predecesoras y la apariencia retro que combina con cualquier ambiente. La línea abarca cuatro medidas de cocinas, con sus correspondientes campanas extractoras y un refrigerador vertical.

Las cocinas, que van desde los 60 centímetros hasta los 120 de frente y 60 de ancho, igual que las domésticas, están construidas exteriormente de chapa enlozada de color negro mate, material que al ser expuesto a altas temperaturas por el proceso mismo de enlozado, adquiere una textura rugosa.

Los detalles «retro» están a la vista: perillas de comandos construidas de fundición de bronce, manija de la puerta del horno con pipetas del mismo material, quemadores superiores de fundición de hierro y el piso interior del horno concebido para alojar tejuelas refractarias, que permiten la posibilidad de realizar cocciones prácticamente con el horno apagado, una vez precalentado.

Una plancha de hierro desmontable completa el listado de materiales y beneficios. La misma posee como novedad un cajón desgrasador inferior que permite retirar la grasa acumulada en forma rápida y práctica.

Las campanas tienen el mismo diseño y están construidas de chapa con proceso de pintura electrostática de color negro texturado y horneada, lo que las hace resistentes y durables. Los detalles en el filete inferior y el cuello de la extracción, están construidos mediante láminas de bronce pulido que le dan proporción y volumen.

Las campanas poseen iluminación y un sistema de extracción a través de una turbina de doble acción, con regulación de tres velocidades. En tanto, el refrigerador llama la atención por su diseño. De armoniosa forma curva exterior, totalmente revestido en chapa con proceso de pintura electrostática de color negro mate y su sobria manija bronceada, producen el efecto deseado.

Los interiores son íntegramente de acero inoxidable y los estantes son regulables en altura, aptos para almacenar bebidas, carnes y verduras. El artefacto no posee congelador ni freezer porque ha sido desarrollado teniendo en cuenta que en las cocinas de campo o quinchos la existencia de un freezer de pozo es un hecho lógico. Desde esa perspectiva, el refrigerador es un mueble que permite el almacenamiento de todo tipo de alimentos y bebidas en grandes cantidades y volúmenes.

Toda la nueva línea de cocinas de campo fue expuesta por América Inca en Expochacra y Feriagro, las dos ferias del sector agropecuario.