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sábado,
29 de
abril de
2006 |
Tendencias: revancha de la creatividad
Tras dos décadas de relegamiento forzado por la cultura de la importación, el diseño de mobiliarios, es un fenómeno local en constante ascenso
El diseño es una manifestación contundente en la determinación del paisaje cultural de esta época. Una manera de concebir la realidad. Una expresión de relaciones. Un vínculo para apropiarse de aquellos espacios que rodean las actividades diarias.
Es muy curioso reparar en la cantidad de objetos con diseño con los que cualquier persona interacciona día a día a través de los ritos cotidianos. Algunos estudios señalan que existe un promedio de cinco mil elementos en el contexto urbano más inmediato, que se enlazan diariamente con el hacer rutinario.
La explosión que adquirió el diseño de mobiliarios, objetos y géneros en nuestro país en los últimos cinco años es fantástica. Incluso, la misma palabra se llenó de contenido social, cultural y económico. Construyó un espesor fascinante para todos aquellos que se relacionan con la creatividad.
Ya son muy pocos los que se resisten a comprender el valor agregado que le aporta el diseño a cualquier elemento. "En Rosario hay mucha necesidad de mostrar y ofrecer diseño porque durante bastante tiempo esa chance estuvo sedada por las circunstancias económicas del país. Ahora existe una importante oferta que siempre tiende a exhibir cosas nuevas y muy interesantes", señaló la arquitecta Pamela Mussini, encargada de las tareas de asesoramiento en la firma Equipa.
"En mobiliario, el diseño te permite hacer algo pensado y diseñado para cada persona, con una funcionalidad que responde a la necesidad particular de cada cliente. Y eso lo hace diferente a lo que se produce a nivel estandarizado. El diseño brinda detalles que vuelven al objeto único", agregó.
La crisis que sufrió el país en 2001 fue un disparador determinante dentro del rubro. Argentina se convirtió en una zona de oportunidades para el diseño y Rosario no quedó ajena a ese fenómeno.
Esto desembocó en un agente motivador sobre todo para los diseñadores industriales, porque los que se abocaron a la gráfica y la indumentaria, ya habían experimentado un ascenso unos años antes de la terrible eclosión político-socio-cultural de principios de siglo en esta parte del planeta.
La maldita cultura de la importación que afiebró nuestro país desde mitad de los •70 hasta finales de los •90 arrasó con la industria local y relegó a la mayoría de los diseñadores a trabajos de pequeña escala y escaso rédito profesional. Pero la mayoría de los creadores se dedicaron en esa época a mejorar su educación y actualizarse.
El boom actual generó un nuevo modelo. Forjó al diseñador autoproductor, que no es otro que aquel que genera series chicas para vender en locales especializados y en un circuito cultural determinado. Ese esquema productivo comenzó a convivir con la industria y activó a otra escala la economía del país.
Así, grandes empresas volvieron a reparar en la importancia del diseño y paralelamente las firmas más pequeñas emergieron a partir de esa movida, fruto de un contexto mucho más favorable.
En la ciudad se verificó que con los aires que trajo el nuevo siglo, se desnudó una sensible necesidad de productos locales que debían surgir ante el bombardeo de los del exterior que llegaron con enormes facilidades. Como las normas actuales que rigen la economía nacional provocaron que las importaciones estén muy lejos de ofrecer un precio razonable, entonces muchos diseñadores decidieron aprovechar esa brecha con creaciones propias.
El cliente rosarino
El rosarino no es un cliente fácil. Lo puede atestiguar cualquier profesional de cualquier actividad que tiene que lidiar a diario con la exigencia de los consumidores locales. Generalmente pide una poco factible combinación entre máxima calidad y mínimo costo. En ese sentido, Mussini asintió: "el rosarino pide preferentemente muebles de calidad, elaborado con buenos materiales y que no sean excesivamente costosos".
En cuanto al perfil de las peticiones, la profesional comentó que los clientes de esta ciudad buscan "un diseño contemporáneo pero no excesivamente jugado. Son reacios a un cambio brusco. Escuchan al profesional pero son muy cuidadosos al momento de la elección".
Profundizando en los gustos habituales, la arquitecta de Equipa contó que se eligen el cuero y las texturas de buena calidad en las terminaciones. "Muchos se animan a detalles metálicos y también piden líneas más suavizadas en los diseños. Además, ya no se busca el mueble tan oscuro y se apunta a colores más naturales".
Con respecto a las zonas del hogar en los que se permite con más facilidad la incorporación de elementos con diseño, Mussini explicó que la gente se anima a jugar más en el living o el comedor. "En los dormitorios son más tranquilos, tanto en los tonos que eligen como en el diseño".
"Antes la gente buscaba puntualmente un sillón o un objeto determinado pero ahora requiere el asesoramiento necesario para armar un ambiente completo. Más allá de que no pueda comprarlo todo junto, por ahí tienen la intención. Existe una idea integral y más acabada de lo que quieren", dijo la arquitecta.
Al momento de analizar el abanico de los clientes que se acercan a comprar objetos con diseño, apuntó que "en general es gente joven, pero también comenzaron a acercarse los de más edad. Los mayores piden cosas con colores más claros y no van tan al choque con lo existente".
La TV ataca
La vivienda tiene una nueva protagonista. Hoy se piensan los espacios alrededor de la TV y eso provocó un cambio sustancial en el pensamiento del mobiliario y los objetos para el hogar. "Desde hace varios años, los espacios más importantes de la casa giran alrededor de una TV o un plasma. El mueble pasa a ser el entorno de la apuesta tecnológica. Antes el living era un lugar para tomar un café con la familia o con amigos. Ahora todo se piensa para estar reclinado, acostado y en una posición mucho más relajada para ver TV. Una prueba de esto es la gran cantidad de sillones esquineros que se venden", apuntó Mussini.
Cuando se la consultó acerca de si la fiebre por los elementos con diseño es una moda, la arquitecta planteó que muchos clientes entienden que el concepto de diseño no tiene que ver solamente con un mueble, un género o un objeto. Eso quiere decir que la gente que se acerca a este tipo de mobiliario no se va a perder. Si con nuestro trabajo logramos incorporar el concepto de diseño, son clientes permanentes".
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