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sábado,
29 de
abril de
2006 |
La destacada de la semana
Insólito: un chofer buena onda
Tendría que ser algo normal y cotidiano, pero es lo insólito, y más aún tratándose de un viaje en colectivo y en la línea 112. El viernes 21 de abril tomé ese ómnibus en Tucumán y Entre Ríos, a las 11.17, y en esa hermosa mañana soleada tuve la suerte de disfrutar un hermoso viaje. Un señor mayor conducía la unidad, el interno 43, y con una sonrisa saludaba a quienes ascendían y se cruzaban en su camino, conocidos o no. Además, acercaba el coche al cordón en todas las paradas. Pensé entonces que siempre nos quejamos cuando nos tratan mal, y que por lo tanto también debemos reconocer y valorar los buenos gestos. Así, antes de descender felicité al colectivero por su buena onda, y me respondió: "Es que si no, me volvería loco". Y simplemente le dije: "Lo que usted hace es bueno para usted y ayuda a los demás. Si todos tuviéramos esa buena onda, ¡cuánto mejor sería convivir y viajar en nuestro estresado peregrinar cotidiano soportando las inclemencias del tiempo, las esperas de las frecuencias no cumplidas, las frenadas y contratiempos del tránsito, las malas respuestas de los choferes y algunos rostros avinagrados (aún siendo jóvenes)!; colectiveros a quienes les fastidia responder si paran en tal esquina o pasan por tal calle, y responden entredientes con monosílabos incomprensibles. Cuánto más fácil sería viajar y agradable para quien va a cumplir su jornada laboral, y también para los mismos choferes que desempeñan su tarea con un agradable sueldo, si lo hacemos con una sonrisa y un poco de buena onda.
Hedy Peiretti
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