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miércoles,
26 de
abril de
2006 |
Testimonios del horror
"Yo lo conozco a José desde que tenía 9 años. Apenas llegué lo único que hacía era drogarme con Poxirán todo el día hasta que él me empezó a decir que para estar ahí lo tenía que «atender», tener relaciones sexuales con él. Yo lo hice en varias oportunidades", contó E., la nena de 10 años que tras la detención de José fue encontrada en un subsuelo de la galería Mercurio, donde se refugiaba.
"Por vivir en ese barrio conocí al llamado Viejo José -narró E., de 14 años-. Se dedica a aguantar a las pibas que se escapan de la casa y les da lugar para que duerman y coman. Todas nosotras patinamos en la zona. Esta es la única forma que tengo de llevar plata a mi casa. Pero me da bronca que haga trabajar a las nenas tan chiquitas... A mí nunca se me acercó porque sabe que soy de carácter fuerte y le tengo asco, pero a las otras pibas aparte de violarlas hace que le den la plata que ganan".
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