Zidane anunció su retiro

Zinedine Zidane, considerado como el último bailarín del fútbol por su maravilloso sentido estético del juego, anunció ayer su adiós y con él se va uno de los jugadores más importantes de la década, admirado por amigos y enemigos.

Nada es eterno, ni siquiera un futbolista tan extraordinario como Zidane, que próximo a los 34 años anunció su retiro al término del Mundial de Alemania, cansado de sentirse viejo, con achaques en la espalda y cuando ya hizo y dijo todo en el mundo del deporte.

Fue el propio Zizou quien confirmó los rumores sobre su inminente retiro. "Se trata sobre todo de mi cuerpo. Me dije a mí mismo: no lo lograré un año más", argumentó el volante de Real Madrid, cuyo contrato con el club merengue expiraba el año próximo.

Zinedine Yazid Zidane nació en Marsella el 23 de junio de 1972, hijo de padres argelinos, Smail y Malika. Tras incursiones infantiles en el ciclismo y el judo, se inclinó por el fútbol después de comenzar a acudir al estadio del Olympique Marsella y de admirar a su gran ídolo de siempre, el uruguayo Enzo Francescoli, primero en River y luego en Olympique.

Con 14 años, dejó su familia y se marchó a Cannes. Allí vivió en la casa de un directivo del club, Jean Claude Elineau, antes de comenzar a progresar a pasos agigantados.

Desde la atalaya de sus 185 centímetros comenzó a provocar la admiración por su tremendo y delicado manejo de la pelota, y por la visión global de todo el juego, lo que provocó su debut en la primera división francesa a los 17 años.

En 1992, fichó para Girondins de Burdeos, equipo que lo catapultó a la fama. Dos años después debutó con la selección francesa junto a jugadores como Pedros, Llacer, Nouma o Ouedec, y le marcó dos goles a República Checa en su primer partido con la camiseta azul.

Tras cuatro temporadas en Girondins, llegó el ansiado fichaje de uno de los gigantes del continente, Juventus, donde alternó el reconocimiento como jugador de talla única con algunas decepciones deportivas, especialmente en la Copa de Europa.

Sin embargo, la selección lo redime de cualquier drama. Tocó el cielo en 1998, cuando conquistó el Mundial al marcar dos de los tres goles que Francia le convirtió a Brasil en la final.

Zidane desplegó un repertorio descomunal y fue el líder de una gran selección, lo que le valió la conquista del "Balón de Oro" como el mejor futbolista del año. Dos años después amplió su colección de trofeos al ganar la Eurocopa.

Zidane se ganó una merecida fama de jugador decisivo en los momentos importantes, pero le faltaba una Liga de Campeones. Cansado de decepciones con Juventus, con la que perdió dos finales, decidió cambiar de equipo y en 2001 firmó por el entonces emergente Real Madrid, que el año anterior había fichado al portugués Luis Figo con el objetivo de completar un ciclo hegemónico.

Real Madrid pagó en ese entonces 78 millones de euros (96,7 millones de dólares) por el francés, una cifra récord mundial, y el jugador respondió a las exigencias. Tras recibir abucheos en los primeros partidos con la camiseta blanca, comenzó un rápido proceso de adaptación y pronto se metió a la hinchada en el bolsillo.

En semanas se convirtió en el futbolista favorito de la hinchada madrileña y de su entonces presidente, Florentino Pérez, quien recientemente confesó: "Lo que más orgullo me produce tras mi paso por Real Madrid es haber visto jugar a Zidane con nuestra camiseta".

Zidane consiguió el aprecio eterno del madridismo y saldó cuentas con su propia historia al conquistar la Liga de Campeones el 25 de mayo de 2002. Y lo hizo a lo grande, después de marcar un inolvidable gol de volea que significó el 2-1 definitivo ante Bayer Leverkusen y ser proclamado como mejor jugador del partido. El francés completó así su historial con el único trofeo que le quedaba.

Ahora se marcha, entre la admiración de todos y una fama bien ganada como gran caballero del fútbol. Se va un jugador asociado para siempre a la estética del juego que supo demostrar que la belleza también conquista títulos. Se va Zinedine Zidane. l