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miércoles,
26 de
abril de
2006 |
Un no fumador
muy enojado
Ultimamente noto bastante fastidio y malestar por parte de los fumadores ante la nueva ley antitabaco. Resulta que ahora ellos son las pobres víctimas de una sociedad incomprensiva, autoritaria y hasta "racista", como leí el otro día en una carta de lectores de este diario. Resulta que los fumadores toda su vida creyeron tener la autoridad de encender un cigarrillo donde se les ocurriese, sin siquiera reparar en lo más mínimo a quién le molestaba. Lo único que les importaba es su "momento" de disfrutar un cigarrillo. Durante toda mi vida tuve que aguantar en bares, restaurantes y locales bailables el residuo de las preferencias fumadoras y no podía hacer nada al respecto. Según el razonamiento del fumador yo debería quedarme en mi casa y no salir si no me gusta. Ahora pregonan que quieren bares para fumadores, restaurantes para fumadores, boliches para fumadores... Ahora yo pregunto, en los colectivos urbanos, de larga y media distancia no se puede fumar. ¿No querrán también líneas de colectivos exclusivas para fumadores? Tal vez también propongan hospitales para fumadores, empresas en donde se contraten fumadores solamente, etcétera. El problema acá es que la ley le puso punto final al atropello de los fumadores, que ahora protestan porque se pusieron de relieve los derechos de aquellas personas que nunca fueron respetadas. Para finalizar, el fumador cuando tenga la necesidad de prender un cigarrillo puede hacerlo afuera del recinto en que se encuentre, fumar y volver a entrar salvo que pretendan que seamos todos los no fumadores los que salgamos y entremos cuando ellos lo dispongan.
Román Flores
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