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miércoles,
26 de
abril de
2006 |
Las ruinas del reactor nuclear, un peligro al acecho
Andrei Sokolov
Moscú. - Chernobyl todavía no desapareció. Bajo la dañada cubierta protectora de hormigón la muerte sigue acechando entre las ruinas del reactor. Ahora, una cúpula gigante de acero que costará cerca de 1.000 millones de euros será la encargada de seguir aislando los restos, aunque sólo durará a lo sumo otros cien años.
Lo peor de todo es que nadie sabe con certeza cuál es el estado de la cubierta protectora ni qué se esconde exactamente debajo de esa espesa capa de varios metros de hormigón. La radiactividad, que continúa siendo extremadamente elevada, hace que sea imposible llevar a cabo investigaciones: en muchos lugares la radiación que recibiría una persona causaría de inmediato su muerte. Se calcula que entre cinco y 40 toneladas de polvo fino con partículas radiactivas podrían salir al exterior si se derrumbara el viejo "sarcófago" construido en 1986.
Los ecologistas advierten de que incluso en la actualidad el viento hace que el polvo salga por las fisuras. Sin embargo, esta nueva condensación de radiactividad sólo afectaría a un radio de unos 30 kilómetros. Según Greenpeace, por las partes menos gruesas de la cubierta se filtran cada año en las ruinas unos 2.000 metros cúbicos de agua debido a las precipitaciones. Después, una gran parte del líquido radiactivo se vuelve a filtrar por el suelo.
Cuando se produjo la catástrofe, el 26 de abril de 1986, el reactor número cuatro contenía más de 1.600 elementos inflamables con 190 toneladas de combustible nuclear. No obstante, hoy en día todavía sigue discutiéndose sobre qué cantidad salió al exterior tras la violenta explosión. Las estimaciones oscilan entre el tres y el 95 por ciento. Lo que sí parece seguro es que el resto se ha fundido con otros materiales en una especie de lava debido a las elevadísimas temperaturas. Tampoco se prevé recuperar los materiales radiactivos, sólo se plantea mejorar la protección.
Nadie duda de que la cubierta de hormigón actual no es segura. Su construcción, inmediatamente después del accidente, se llevó a cabo en medio de unas circunstancias presumiblemente malas. La radiación procedente de las ruinas del reactor era tan elevada que en ocasiones una persona sólo podía trabajar un minuto seguido.
Ahora, con la nueva cubierta, se pretende evitar los errores del pasado. La construcción, de más de 120 metros de altura, se llevará a cabo junto al reactor del accidente en dos partes que después se unirán. Se prevé que la cúpula esté lista entre 2008 y 2010 y sus costos ascienden a cerca de 1.100 millones de dólares. De ellos, unos 720 millones proceden de donaciones de distintos países, afirman las autoridades ucranianas. Sin embargo, Kiev se queja de que las donaciones de Occidente han disminuido de forma notable desde el cierre definitivo de Chernobyl. (DPA)
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