Benedicto XVI atrae a expertos en marketing

Marcas publicitarias hacen regalos al Papa para dar fama y difusión a sus productos

Benedicto XVI ha convocado el interés de un nuevo grupo de seguidores: los directores de marketing. Desde su elección hace ahora un año, el Papa ha lucido gafas de sol de la marca Serengeti, camina sobre zapatos Geox o mocasines de Prada y tiene un reproductor de música grabado con su nombre.

Para los expertos en publicidad, que buscan nuevas fórmulas para dar a conocer sus productos, el interés que suscitó el proceso de sucesión de Juan Pablo II y las primeras apariciones del nuevo Pontífice se han convertido en una oportunidad sin precedentes, según indicó ayer el diario The Wall Street Journal.

Juan Pablo II, su antecesor, se destacó por su extraordinaria capacidad de captar el interés de los medios de comunicación. Pero, era marcada su poca preocupación en la vestimenta. Sus zapatos favoritos eran un sencillo par de color marrón, y hasta el intento de atentado de 1981 se movía en un coche de los años 60 heredado del Papa anterior. Pero la era de la publicidad parece entrar ahora en el Vaticano.

El italic product placement es una técnica muy usual en las estrategias de marketing que consiste en colocar el producto en cuestión en lugares bien visibles: un envase de detergente en un teleteatro de gran audiencia, gaseosas en la mesa de la conferencia de prensa de un entrenador de fútbol. Ahora, el diario estadounidense resalta que el pontífice alemán puede transformarse en un "modelo" muy popular.

Pero las grandes empresas que publicitan sus marcas se encuentran con que el líder espiritual y moral de más de mil millones de personas no es contratable para que luzca sus productos. La oportunidad entonces está en que al regalarle sus creaciones, el Pontífice las use al salir en público y sea fotografiado.

Una voz autorizada del Vaticano que no quiere ser identificada ha asegurado que el Pontífice "es consciente de este asunto, pero por lo general se ríe de todo ello porque es absurdo. ¿Qué es realmente lo que puede elegir? No lleva corbata o abrigo. Las gafas que utiliza son las mismas que llevaba cuando era cardenal, lo mismo que el bolígrafo con el que escribe", afirma.


Mocasines especiales
El hecho de que luzca tan pocos accesorios, hace que Benedicto XVI sea aún más deseado por las marcas. Por ejemplo, la fábrica italiana de zapatos Geox le hizo llegar varios pares de mocasines que impiden la sudoración de los pies. Desde el cónclave de abril del año pasado, ejecutivos de Geox hicieron esfuerzos para estrechar la relación con el portavoz del Papa, Joaquín Navarro-Valls. El vocero resultó ser amigo cercano del fundador de Geox y miembro del comité de ética de la empresa.

La empresa no ha hecho publicidad con la imagen de Benedicto XVI calzando sus productos porque está segura de que basta la imagen. "Si el Papa usa nuestro producto es porque funciona. Estuvo durante horas en una audiencia pública bajo el sol usando una túnica pesada, así que existe el riesgo de que transpire mucho", dijo el portavoz de Geox, Eros Scattolin.

También en varias notas periodísticas se apodó al pontífice como "el Papa Prada" por unos mocasines rojos con los que fue visto. Un alto funcionario del Vaticano aclaró que quien los fabricó fue el zapatero personal del Papa. Claro que Prada ni confirma ni niega las informaciones.

Por su parte, Bushnell Performance Optics celebró como un milagro cuando el Papa se protegió del sol con unas gafas de su marca Serengeti. En Apple no quieren hacer comentarios sobre el hecho de que los empleados de Radio Vaticano le regalaran un reproductor musical con la inscripción "A Su Santidad, Benedicto XVI".

Además, publicaciones especializadas dieron a conocer que el Papa se mueve por dentro de los jardines privados del Vaticano con un coche de golf diseñado por Natuzzi y General Electric. Pero, en sus próximos viajes, millones de ojos lo verán, ya no en el clásico papamóvil donado por Mercedes Benz, en 2002, sino en un nuevo vehículo, por el que ya tienen una dura pugna las empresas Volkswagen y BMW.

Para el Pontífice, la cuestión es absurda.