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 miércoles, 05 de abril de 2006  
Aislados. Las crecidas de los ríos Pilcomayo y Bermejo mantienen incomunicados a varios parajes del norte salteño
Aumenta el caudal del río Tartagal y muchos pobladores están en peligro
La correntada puede provocar más derrumbes. Prometen construir casas para quienes perdieron todo

La salida del sol y el hecho de que el badén sobre el río Seco estuvo abierto y permitió el paso de vehículos de todo porte al sur del departamento San Martín fueron ayer dos buenas noticias, en medio de un panorama que aún resulta desolador en Tartagal, en el noroeste salteño castigado por inundaciones y crecidas que dejaron desde diciembre último varias localidades aisladas. El secretario de gobierno de la Municipalidad de Tartagal, Carlos Corte, sostuvo que "mucha gente está en peligro", ya que la situación continuaba siendo complicada, porque el caudal del río Tartagal sigue siendo alto y erosiona las márgenes de zonas densamente pobladas.

En este mismo sentido, el funcionario precisó que la preocupación son "los daños que se produjeron a la vera del río que cruza la ciudad", ya que se trata de barrios "muy poblados".

Mientras tanto, comenzó en Tartagal, donde viven 70 mil personas, el operativo de distribución de la ayuda del gobierno nacional, a la que hay que sumar los servicios de un helicóptero de la provincia que realiza operativos sanitarios.

Ayer se hicieron vuelos a Orán desde Morillos con una joven de 16 años con posible apendicitis para cirugía; desde Padre Lozano fueron trasladados Silvia Simplicio de dos meses con neumonía y un adulto con diabetes descompensado, mientras que desde Misión Chaqueña se trasladó a un recién nacido.

Además, dos pacientes psiquiátricos fueron llevados desde Tartagal a Orán por el puente aéreo para ser internados luego en el hospital Ragone de la capital salteña.

La llegada de las mercaderías enviadas desde Buenos Aires, desató en Tartagal una puja entre los sectores de poder para ver quién y cómo reparte las mercaderías entre los afectados por las inundaciones del río que da nombre al pueblo.

Mientras la Gendarmería transportó, dejó en depósito y distribuyó la mercadería entre los "criollos", el Ejército descargaba en el Regimiento Infantería de Monte local más de cinco camiones con elementos que serán entregados a 32 comunidades indígenas.

Pero Daniel Briones, secretario de Desarrollo Social Regional, aseguró que la distribución "se hará en conjunto" con el municipio, revelando así que la provincia no quiere quedar fuera del reparto entre los pobladores.

En tanto, un vocero del Ejército confirmó que las condiciones de tiempo tienden a mejorar porque entre otras novedades fundamentales "no llovió en los cerros", aunque se habla de que el Pilcomayo está en los seis metros de cota y el Bermejo está más robusto que nunca, por lo que varios parajes del departamento Rivadavia se encuentran aislados y amenazados.

Con todo, un grupo del gobierno provincial permanece en esta ciudad buscando un poco de oxígeno entre los pobladores, pero lo que más consiguen son críticas de habitantes enojados.


Construirán viviendas
Para aplacar los ánimos, el gobierno anunció un relevamiento de los afectados, al tiempo que el presidente del Instituto Provincial de la Vivienda de Salta, Rubén Fortuny, firmó ayer un convenio con el intendente de Tartagal, Darío Valenzuela, para iniciar la construcción inmediata de quince viviendas para las familias que perdieron sus casas por el avance del río.

Por otra parte, piqueteros de la Unión de Trabajadores Desocupados (UTD) realizan tareas de contención con defensas en el lecho del río Tartagal buscando encauzar el agua que baja imparable desde Acambuco, unas serranías de extraordinaria belleza que están al oeste de Aguaoray, a unos 50 kilómetros de Tartagal y pegada a la frontera con Bolivia, donde también sobran los dramas por las lluvias. (Télam)
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Las lluvias dificultan las tareas.

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