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sábado,
01 de
abril de
2006 |
Lanzamiento de la Colección Nueva Historia de Santa Fe
"La mejor manera de generar
la convivencia en la diversidad
es conociéndonos"
El estudio de los pueblos originarios en la escuela ha pasado por distintas etapas. Una de ellas, y que aún persiste, es la de analizarlos como parte de un pasado estático y primitivo. Sin embargo, son muchas las ciencias que han aportado para romper con esa idea de inmovilidad. Entre ellas la antropología.
Precisamente, el antropólogo Juan Nobile, autor del primer tomo (Los pueblos originarios) de la Colección Nueva Historia de Santa Fe que el miércoles se publicará junto a LaCapital, explica cómo y cuánto ha aportado la antropología a este cambio.
En principio, el también docente e investigador de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) recuerda que la antropología surge como una disciplina que se propone estudiar a los pueblos originarios, llamados pueblos "sin historia", "primitivos"; y para eso desarrolla un método de trabajo de campo, de observación directa básicamente cualitativo. "Así se intenta ir más allá de las relaciones sociales aparentes, de lo que se observa directamente, ver qué hay detrás", dice el especialista.
Este ver que hay detrás ha tenido su réplica también en la escuela. Por eso, Nobile asegura que se ha avanzado en este ámbito respecto de querer conocer sobre el pasado y presente de los pueblos originarios. Y, también, que el paso más importante lo han dado los jóvenes que se muestran más abiertos a la diversidad.
El educador analiza además la idea de patrimonio, de memoria y el valor del conocimiento para generar posibilidad de convivencia en la diversidad.
-¿Cuánto aporta la antropología para romper con esa idea de pasado estático que durante mucho tiempo ha permanecido en la escuela a la hora de enseñar la historia?
-Justamente cuando hablamos de los pueblos originarios, una imagen que queremos introducir es la de no incluirlos como parte de un pasado remoto estático y rudimentario. Por el contrario, mostrar cómo los pueblos originarios sufrieron un proceso que va desde el antes de la conquista hasta la actualidad. Y, además, que son sociedades que tienen presencia en nuestra propia comunidad. A partir de ahí no queremos dar la imagen de los pueblos originarios como objetos de museo, donde se exhiben sus antiguas cerámicas, sus restos óseos en vitrinas, y como algo perdido o congelado en el tiempo. Contrariamente, todos esos elementos nos permiten generar un conocimiento sobre estos pueblos, y a su vez conocer otros procesos que son los del estado actual.
-¿Por ejemplo?
-Abordamos la Conquista y Colonización de América como un proceso traumático, donde se analizan nuevas relaciones sociales impuestas por el europeo. Y también abordamos la actualidad de esta sociedad. Hoy se trata de una idea central saber qué pasa con las sociedades indígenas actuales y el otro grande que es la "sociedad nacional". En realidad se trata de una relación deseada, pero que de ninguna manera implica ceder su cultura identitaria. Eso es lo más importante de destacar a los alumnos de los pueblos originarios. De esta relación deseada puede entenderse, por ejemplo, que muchos caciques manifiesten que hay necesidad de que los chicos vayan a la escuela, a las universidades, que tengan títulos, se contacten con otros chicos, y en algunos casos como las provincias de Misiones y de Neuquén, miembros de estas comunidad indígenas peleen para ocupar lugares en el gobierno. En una sociedad abierta las diferencias pueden integrarse y no hay porque perder identidad para mantener estas relaciones.
-En ese sentido, ¿cuál es la idea de patrimonio que debe discutirse en la escuela?
-El patrimonio tampoco es un concepto estático, tiene que ver con el tiempo y los momentos, es una resignificación constante. Hoy los museos se han renovado muchísimo y la idea de ir a un museo no es sólo a observar, hay una gran cantidad de elementos para que el alumno interactúe con ese pasado, y de alguna manera entienda cómo se fue construyendo esa idea de pasado. Además de la resignificación constante que hacemos acerca de esos momentos históricos. Dentro de lo que es patrimonio, una de las discusiones más candentes es el tema de la memoria, hacer un Museo de la Memoria, como un elemento que sirve como patrimonio de todos, y a la vez es un elemento disparador para que reflexionemos sobre este pasado, en el caso nuestro, el pasado reciente. El patrimonio es algo que se construye permanentemente: en distintos tiempos históricos hay elementos que se tomaron y otros que se trataron de dejar. Es una decisión que tiene que ver con el poder hegemónico y sus objetivos sobre qué pasado queremos conservar. Es la sociedad en su conjunto la que tiene que discutir dónde y cómo preservamos esta idea de patrimonio.
-¿Ha cambiado la visión escolar sobre los pueblos originarios, al momento de enseñar sobre ellos?
-Creo que se ha avanzado bastante. Por un lado es verdad que siempre fue difícil trabajar las convivencias de las diversidades culturales. Basta recordar que hay una clase media que tiene determinados valores que, según presume, los tiene que tener todo el mundo. Sin embargo, los docentes han hecho una apertura, al menos a tener conciencia de estas dificultades. Esa apertura por ejemplo, se ve en fechas como el 12 de Octubre, donde piden lecturas, materiales, el acompañamiento de especialistas para tratar de entender esta cuestión de la identidad y de las relaciones entre unos y otros. Querer asesorarse para mejores conocimientos es un avance. Igual es difícil generar estructuras que permitan convivir en la diversidad.
-¿Pasa lo mismo con los chicos?
-Hay una avidez muy grande en los chicos por saber. El año pasado llevamos a San Lorenzo a grupos de dirigentes y de la comunidad toba para que contaran un poco de su historia de vida a alumnos de una escuela secundaria. Teníamos mucho temor sobre qué pasaría cuando estuvieran frente a los adolescentes, de cuál sería la reacción de éstos. Pero recibimos una lección muy importante de ellos. Vivimos que esos jóvenes tienen una apertura mucho más amplia que la que tenemos nosotros: escucharon, se conmovieron y organizaron visitas para intercambiar materiales e ideas. Por eso la mejor manera de generar estas posibilidades de convivencia en la diversidad es conociéndonos, el conocimiento. Porque lo que más genera miedo es lo que no se conoce, las miradas subjetivas que generamos sobre el otro. Entonces el puntapié inicial para empezar a dar a conocer estas problemáticas, es que los docentes se interesen por las sociedades originarias, las vinculaciones que tienen en un municipio y una provincia. Ese es un puntapié muy importante para nosotros. Es verdad que la nuestra es una sociedad que no acepta de inmediato este tipo de cuestiones vinculadas con la diversidad. Pero los jóvenes están más abiertos y en general en la escuela se ha dado un avance. Bueno, hay que empezar a construir de esa puerta que se ha abierto.
M.I.
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"En una sociedad abierta las diferencias pueden integrarse sin perder identidad", dice Nobile.
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