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miércoles,
29 de
marzo de
2006 |
Treinta
años atrás
Treinta años atrás había más gente. Todos sabían quiénes eran, dónde estaban y qué querían. Con un coraje que superaba su momento vital y sus intereses personales. Un coraje nacido en su conciencia histórica. La memoria histórica (no la política) y la justicia nos dará paz. Sólo eso hubieran pedido aquellos corajudos de treinta años atrás. Aquellos que pusieron el pecho a la intolerancia. Sólo eso. Un recuerdo. Para todos. Indudablemente atacaron a los mejores. Las dirigencias sobrevivientes lo demuestran. Muchas ideologías cuyo eje central fue la muerte. Mucha bomba y picana. Muy poco honor. Ver el 24 de marzo como inicio de la tragedia es una cobarde mentira. Fue el inicio de la etapa más aberrante de la tragedia. Es continuar enseñando mal historia. Cada hecho histórico es consecuencia de uno anterior. Sólo de esa forma los comprenderemos. Y el dolor lo ha atravesado todo. Y sigue atravesando. Silenciosamente. Vaya un recuerdo para todas las víctimas y sus deudos de la violencia política. En mayo, treinta años atrás, mi padre sería asesinado en la calle por dos desconocidos que abrieron fuego sobre él. Todavía vivía. Treinta años atrás.
José Luis Pardal
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