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miércoles,
29 de
marzo de
2006 |
La ley del más fuerte
Hay algo mucho más grave que la opresión económica, y es incuestionablemente la lacerante opresión a la dignidad que llega a tomar formas más desmesuradas, crueles y deleznables cuando se la ejerce desde una concentración de poder ejercido detrás de ambiciones delirantes. Reactualizando las más avasallantes e impiadosas épocas feudales, en Santiago del Estero como en otras regiones del país pseudas empresas respaldadas por grupos armados ejercen por la fuerza y abuso de autoridad, la usurpación de bienes y tierras que por años han pertenecido a generaciones de campesinos. Dada la magnitud de los atropellos no debe desestimarse que el poder político actúe de apoyo a tales depredaciones y que urge desde los más altos niveles del gobierno nacional detener el éxodo forzado e incierto de miles de familias afectadas a la prepotencia y a la disgregación de sus nobles y pacíficas costumbres. Lo que se evidencia, en rigor, es un desenfreno por apoderarse de bienes y de la cosa pública con el menor esfuerzo y por medios violentos sin reparar en métodos y consecuencias como la de un niño de cinco años que murió baleado en uno de los tantos casos de usurpación (La Capital del 9/3/2006). Debemos bregar por la defensa del valioso patrimonio del país y no ceder a la opresión y vandalismo de oportunistas y aventureros que no son más que mercenarios execrables.
Olga Ponce
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