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 domingo, 19 de febrero de 2006  
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Horacio Sívori

Horacio Sívori es rosarino, autor del libro "Locas, chongos y gays. Sociabilidad homosexual masculina durante la década de 1990" (Antropofagia-Ides). Actualmente estudia y trabaja en Río de Janeiro, donde está terminando su doctorado en antropología y coordina el área hispanohablante del Centro Latinoamericano de Sexualidad y Derechos Humanos (CLAM): www.derechos-sexuales.org.

-¿Qué guardás en la mesita de luz?

-Mis cosas más personales. Nunca faltan preservativos.

-¿Qué música nunca te animarías a bailar?

-No me animaría a bailar casi ninguna, soy un pésimo bailarín.

-¿A qué lugar jamás irías por más que te inviten?

-Nunca digas nunca, dicen.

-¿Qué extrañás de Rosario cuando estás lejos?

-Las distancias cortas.

-Si te dieran impunidad, ¿matarías o robarías?

-No, no creo en la impunidad.

-¿Por qué los esquimales se dan beso de nariz?

-No creo que deban darle explicaciones a nadie acerca de dónde prefieren besarse.

-¿Por qué el tapado se libera cuando sale del placard?

-No sé si se libera. Si sale es para lucirse y enfrentar el mal tiempo. Esa exposición y bravura genera nuevas obligaciones.

-¿Qué consejo le darías a tu peor enemigo?

-Que no se preocupe por mí, soy inofensivo.

-¿Qué es lo mejor y lo peor de ser antropólogo?

-La maravilla y el dolor de vivir muy de cerca las experiencias que se propone conocer. Tener que transmitirlo.

-¿Qué es lo último que hacés antes de dormirte y lo primero al despertarte?

-Reviso el correo electrónico y leo. Bebo café y reviso el correo electrónico.

-¿Con qué plato de comida seducirías a un amor imposible?

-Algo neooriental, un pescado al vapor, con leche de coco o con un toque de jengibre fresco, livianito, que no pese en la panza, sobrio y bien presentado, si de seducir se trata.

-¿De qué te arrepentís?

-¡Uf! Hablo sin pensar y luego me arrepiento, nunca pierdo ocasión de meter la pata. A veces también me arrepiento de haber callado. Por suerte, en ambos casos, mis interlocutores me han tenido paciencia.


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