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domingo,
19 de
febrero de
2006 |
Reacciones violentas: los hombres son más propensos a enojarse
El estrés es responsable de muchos de los problemas de salud que aquejan actualmente a miles de personas en el mundo: desde el incremento de los niveles de presión arterial y los ataques de pánico hasta los dolores musculares.
Siguiendo esta premisa, un grupo de investigadores de la Universidad de Missouri en Columbia, EE.UU., sugiere que el estrés y la ira se relacionan con muchos de los accidentes y las lesiones que sufren cada día numerosos hombres y mujeres. Para corroborar su hipótesis, los responsables de la investigación se entrevistaron con 2.517 pacientes que estaban esperando para ser atendidos por diversos tipos de lesiones en tres centros de salud de Missouri.
Para el estudio confeccionaron un cuestionario a partir de la utilización de palabras claves extraídas del Positive and Negative Affect Schedule (PANAS, según sus siglas en inglés), una suerte de guía de comportamiento que les permitió indagar acerca del estado mental y emocional de cada uno tanto en los momentos previos como durante el episodio sufrido. La indagación giró en torno al concepto de state anger definido como el "nivel de enojo o ira en un momento puntual". En este sentido, se les preguntó si estaban enojados o molestos por algo; si habían tenido un buen día, o si por el contrario, se habían peleado con alguien o experimentado algún tipo de situación desagradable.
Situaciones de conflicto
El nivel de ira o irritación que presenta una persona tiene que ver con la forma en que cada uno resuelve las situaciones de conflicto. Algunas son eventuales como un embotellamiento; otras son propias, dependen de cada uno. En las eventuales, dado que hay que resolver las situaciones rápidamente, la cuestión pasa por cómo enfrentarlas sin perder la calma. "Por, eso muchas veces se reacciona impulsiva o irritativamente. Sin embargo, si esa misma persona tiene tiempo para reflexionar puede reprimir esos impulsos y poner las cosas en palabras para salir de la situación de manera racional", explicó la doctora Stella Maris Diamanti, médica psiquiatra, jefa del Servicio de Psiquiatría del Hospital Español de Buenos Aires.Coincidentemente con la explicación de la especialista, los datos proporcionados por los accidentados sobre el día en que se produjo la lesión fueron contrastados con la información brindada por las mismas personas acerca de su conducta habitual. También se les consultó acerca de los niveles de alcohol consumidos el día del episodio. Como complemento de los datos recogidos en los centros de salud, los responsables de la investigación se entrevistaron también con 1.856 residentes de Missouri, elegidos aleatoriamente con la única condición de que hubieran sufrido accidentes menores algún tiempo atrás: se les consultó acerca de sus niveles de ira en un día normal, es decir, sin mayores complicaciones.
Luego de contrastar y analizar los datos, los especialistas observaron que un tercio de los entrevistados manifestó haber atravesado una situación de tensión e irritación al sufrir el accidente. Por otra parte, el 18 por ciento manifestó sentirse enojado. Del total de entrevistados, el 13,2 por ciento se describió como "personas hostiles y de carácter irritable". Entre los más propensos a manifestar su ira se encuentran los hombres, pues en comparación con las mujeres y de acuerdo con los responsables del estudio, "suelen enojarse más y actúan impulsivamente siempre basándose en su sensación de ira y tensión". También se evidenció que aquellos que sufrieron una lesión a causa de otras personas son más propensos a experimentar sentimientos de ira que los llevan a actuar impulsivamente.
"Obviamente, no íbamos a tomar un grupo de adultos, hacerlos enojar y mandarlos a manejar para ver que sucedía. Por eso, decidimos realizar un estudio en base a encuestas que si bien no permite determinar cuántos accidentes cotidianos son provocados por la ira, hecha luz sobre una cuestión que hasta el momento había sido contradictoria, es decir cuánto influye cómo nos sentimos en el momento de reaccionar frente a algo o llevar a cabo determinada acción", señaló el doctor Daniel Vinson, profesor de medicina de la Universidad de Missouri-Columbia, coautor del estudio que se extendió entre 1998 y 2000, y cuyas conclusiones forman parte de la edición reciente de la publicación Annals of Family Medicine.
Consultada acerca de cómo evitar las reacciones impulsivas, la doctora Diamanti señaló que "la prevención tiene que ver con cómo cada uno se permite salir de las situaciones conflictivas. Hay personas que se toman las cosas con más calma, pero también hay gente que inclusive siendo sana, tiene problemas para controlar los impulsos. En esos casos, se puede tratar con terapia y medicación para evitar que el dar rienda suelta a esos impulsos pueda provocar situaciones desagradables, principalmente para ellos".
Los especialistas recomiendan que cuando uno comienza a sentirse enojado, lo mejor que se puede hacer es dar marchar atrás, contar hasta 10, reflexionar y alejarse de la situación que ha provocado el enojo. Para mayor información consultar en www.annfammed.org, o www.missouri.edu
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