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domingo,
19 de
febrero de
2006 |
Historias
El sabor de
la cerveza
¿Quién se resiste a un vaso de cerveza helada? Existen miles de cervezas diferentes en todo el mundo y ninguna es parecida a la otra, todas son identificables, todas con su propia personalidad y todas elaboradas según un método exclusivo. Los expertos aseguran que hay cervezas para el aperitivo, para el almuerzo, para la cena, para la noche y hasta para el desayuno. En general se la bebe fría, pero algunas se deben tomar a temperatura ambiente e incluso calientes.
El licenciado en Ciencias de la Comunicación y escritor, Ricardo Katz, se lanzó a investigar la historia de esta bebida que hoy es típicamente santafesina pero por otras latitudes.
Desde su creación en tiempos de los sumerios, hace ya más de 4.000 años, la cerveza recorrió un largo camino. Según Plinio el Viejo en sus escritos, la aparición de la cerveza puede haber sido incluso anterior a la del vino. Aunque no existe ninguna prueba que certifique este punto, sí es seguro que en algunas zonas era mucho más popular que el vino, sobre todo en las naciones del norte de Europa, cuyo clima propiciaba el cultivo de cereales más que el de la uva. Por esos tiempos se fabricaba cerveza con todos ellos: cebada, trigo, maíz y, en China y Japón, con mijo y arroz.
En todos los casos, al igual que hoy, era la fermentación del cereal lo que daba lugar a la preciada bebida, aunque aún no se utilizaba un ingrediente que en nuestros tiempos es imprescindible: el lúpulo. La flor de estas pequeñas plantas es lo que da a la cerveza su sabor amargo y su característica espuma, además de aumentar su capacidad de conservación.
En aquella época, la popularidad del brebaje era considerable. En las poblaciones de la Mesopotamia llegaba a usarse como moneda de cambio, y muchos faraones egipcios dejaban estipulado en su última voluntad que se dejaran varias vasijas de cerveza entre los bienes que les acompañarían en la tumba. Con el tiempo, en algunos países -sobre todo, los mediterráneos- el vino fue desplazando a la cerveza como bebida, pero en el norte de Europa se seguía bebiendo la cebada destilada con la misma afición.
En el siglo XIII, los monjes de Baviera -buena parte de la cerveza era elaborada en monasterio y abadías- introdujeron el lúpulo, y la cerveza adquirió la contextura y el sabor con que se la consume actualmente.
Cebada, lúpulo, levadura y agua. Esos son los cuatro ingredientes básicos, y no hay por qué añadir ninguno más. Y aún así, estos cuatro elementos permiten tanta variedad de manipulaciones como para dar lugar a multitud de tipos distintos en cuerpo, color y sabor.
Es milenaria, refrescante, diurética, alimenticia y muy variada. Cultivarla, servirla y beberla es todo un arte, su consumo moderado e inteligente cae bien al cuerpo. Por todas sus virtudes, la cerveza es la reina del verano.
Tal es así que en San Carlos Sud durante enero año tras año se realiza la Fiesta Argentina y Provincial de la Cerveza. Es que desde la instalación de la empresa Cervecería Santa Fe, hoy propiedad de la chilena Compañía Cervecerías Unidas (CCU), la cerveza es la bebida típica de los santafesinos.
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