"Las mujeres estamos saliendo de un lugar de discapacidad"

Ana Falú, funcionaria de la ONU, revisa deudas y logros en políticas de género

Silvina Dezorzi / La Capital

Las mujeres estamos saliendo de ese lugar de invalideces o discapacidades que a nivel individual y colectivo, paradójicamente, hemos demostrado innumerables veces en la historia no tener", afirmó esta semana la directora regional para el Cono Sur del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer, Ana Falú. La funcionaria de la agencia internacional que se ocupa de apoyar políticas públicas a favor de las mujeres llegó a Rosario para articular acciones y respaldar el trabajo que viene desarrollando el Area de la Mujer de Promoción Social municipal en distintos campos. Entre ellos, la voz cada vez más presente del sector femenino en la elaboración del Presupuesto Participativo y el avance del programa "Ciudades sin violencia para las mujeres, ciudades seguras para todos".

Aunque no se cansó de señalar a Rosario como una "ciudad pionera" en el desarrollo de políticas para promover esos derechos y se mostró optimista en los avances en la materia, Falú reseñó también qué asignaturas pendientes y desafíos quedan dolorosamente en la agenda.

-¿Qué diagnóstico traza sobre la situación de violencia sobre las mujeres?

-Los diagnósticos siguen diciendo que la violencia en las calles de las ciudades es mayoritariamente masculina, pero sucede que la percepción de la violencia que tienen las mujeres, sobre todo las más jóvenes y las adultas mayores, las inhibe de muchísimas actividades. El miedo las deja encerradas en los barrios, sobre todo en algunos sectores, las inhibe del disfrute de la ciudad, a veces las hace dejar de trabajar, de estudiar, de recrearse, porque tienen temor a salir de sus casas. Esto significa que hay que trabajar sobre los derechos de las personas, hombres y mujeres, jóvenes y mayores, para que puedan usar y disfrutar lo que una ciudad tiene para ofrecerles. Si las jóvenes no pueden salir de noche por miedo a ser robadas, golpeadas, violadas, hay allí un gran límite a la libertad y el ejercicio de derechos de las personas. En esta materia, Rosario es una ciudad pionera por una serie de políticas y una voluntad de trabajo sobre estos temas tan difíciles e interceptados por múltiples cuestiones.

-¿La pobreza es una de ellas?

-A veces se cree, y esto quiero decirlo, que la violencia está necesariamente vinculada a la pobreza, cuando los datos de uno de los países más pobres de América latina, Bolivia, muestran los menores niveles de violencia. Este es uno de los estereotipos sociales que hay que romper y decir que la violencia no está directamente vinculada a los sectores de pobreza ni sólo ligado a necesidades básicas insatisfechas.

-De cualquier modo, ¿qué problemas que afectan a las mujeres se dan más en contextos de pobreza?

-Es interesante revisar los documentos oficiales. Por ejemplo, en un documento el ministro (de Salud nacional) Ginés González García define algunos temas críticos en la vida de las mujeres, como la mortalidad materna o por abortos mal hechos, y estos sí son temas atravesados por la pobreza. Temas cruciales, que hacen a bajos niveles de educación, baja atención de la salud, carencias económicas, que llevan a que las mujeres más jóvenes de los sectores pobres no puedan acceder a anticonceptivos, aunque los conozcan. El tema del sida es otro que responde a cortes socioeconómicos. En general las mujeres de los sectores medios para arriba pueden resolver sin mayores consecuencias el no deseo de un embarazo.

-¿Unifem tiene posición tomada sobre el aborto?

-No, porque no nos compete, pero sí tiene una posición muy fuerte sobre la defensa de los derechos de las mujeres, de sus decisiones, del derecho a elegir cuántos hijos y con qué frecuencia tenerlos, y del acceso igualitario y democrático a los recursos que el avance científico y técnico ofrece hoy en día a las mujeres.

-Hasta ahora habló de asignaturas pendientes, pero en los últimos 20 ó 30 años, ¿qué avances destaca?

-Los avances han sido maravillosos si se recuerda que las mujeres en América latina y en el mundo votamos hace escasos 50 años. Por milenios hemos estado privadas de ciudadanía, subordinadas no sólo a padres y maridos, sino también a hijos y hermanos. Por eso hoy los avances representan algo increíble no sólo para las mujeres, sino para la democracia, porque no tendremos hombres ni mujeres democráticos en tanto no avancemos en los derechos de las personas en su conjunto. Decir que Michelle Bachelet llega hoy a la Presidencia de un país con tradiciones tan fuertes como Chile, con tantas dificultades para avanzar en leyes a favor de las mujeres, donde el divorcio es reciente, marca algo muy importante. Chile es una sociedad con una de las mayores brechas entre pobres y ricos, de las más inequitativas de América latina y el planeta después de Brasil, que sin embargo pone su expectativa de cambio en una mujer.

-¿Qué significa para usted eso?

-Algo muy interesante: una ruptura de los valores simbólicos asignados a hombres y mujeres. Las mujeres estamos saliendo de ese lugar de invalideces o discapacidades que a nivel individual y colectivo, paradójicamente, hemos demostrado innumerable cantidad de veces en la historia no tener. Las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo son muy buenos ejemplos: salen de lo más privado, como la defensa de la vida de un hijo o una hija, y se catapultan a la arena de lo político internacional. Eso da escalofríos porque estas mujeres han demostrado una capacidad organizativa, de lucha, de fuerza, que la sociedad empieza a reconocer en el conjunto de las mujeres. El mundo está cambiando, pero necesitamos cambiarlo mucho más.

Falú articuló acciones con el municipio.