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sábado,
11 de
febrero de
2006 |
Por ahora, en Santa Fe la discusión sobre la norma es una promesa
En más de una ocasión el gobierno provincial planteó la necesidad de revisar lo hecho, pero el tema aún es de agenda
Marcela Isaías / La Capital
En Santa Fe, la revisión de lo hecho con la ley federal no ha pasado hasta ahora de las promesas. Fue el propio gobernador Jorge Obeid quien planteó la necesidad de rever la aplicación de la conflictiva norma, anticipando para esto la realización de un gran congreso pedagógico que más tarde terminaría en la aprobación de una ley provincial (otra deuda con la educación santafesina eternamente postergada).
Como un guiño de que era firme esta decisión, el año pasado hubo distintos encuentros que dieron señales de esta determinación. Entre ellos, con la doctora Adriana Puiggrós (todavía no había sido nombrada ministra en el gobierno de Felipe Solá), quien fue convocada para asesorar sobre la metodología de trabajo para que el esperado congreso resultase un éxito.
En ese momento las palabras clave fueron "participación y consulta", como también el consejo de la educadora, experta en políticas educativas, de "gobernar la consulta". Es decir, que fuera el propio gobierno el que fije los contenidos que se eleven a discusión en este congreso.
En esa ocasión -y en otras tantas- Obeid señaló como temas prioritarios a incluir en el debate de la que resulte una nueva ley: la educación técnica, el papel activo de los jóvenes el problema de la deserción, la capacitación de los docentes y el protagonismo de los directores, entre otros.
Y, a pesar de que en ese momento no se precisaron fechas, se mencionaba como seguro que la convocatoria se pondría en marcha en los últimos meses del 2005 y que para el 2006 se contaría con el diseño definitivo de la ley provincial; porque era meta del gobernador culminar su gestión con la norma aprobada.
Pero el conflicto docente que terminó con la renuncia de Carola Nin y trajo a Adriana Cantero al Ministerio de Educación provincial también postergó el debate. No se habló más del tema hasta que la provincia de Buenos Aires hizo conocer en noviembre pasado que, lo que había empezado como una experiencia piloto, ahora se extendería a toda la jurisdicción. Así, desde este año, la EGB cambia de nombre y se divide en dos: Escuela Primaria Básica, dura seis años (de primero a sexto grados), y por otro lado, funciona la Escuela Secundaria Básica que tendrá una duración de tres años y estará integrada por los 7º, 8º y 9º grados. Al final de la secundaria básica, los chicos bonaerenses podrán ingresar a la secundaria modalizada de tres años.
Consultada, la nueva ministra Adriana Cantero no tardó en responder que en la provincia de Santa Fe no habría cambios estructurales, pero sí se evaluaría el actual sistema de EGB y polimodal en que se organiza la enseñanza. En ese momento indicó que esa revisión "no tiene que ver con seguir los cambios que se realizan en otras provincias, sino con las necesidades de la jurisdicción".
También precisó que se trataba de un plan del gobierno "trabajar con un modelo crítico de la ley (federal), que revise las dificultades y fortalezca lo que ha dado buenos resultados". Además que en febrero (por el 2006), cuando los docentes retornan a las escuelas, "contarán con precisiones para ir trabajando durante el año" (LaCapital 25/11/05).
Duda y apego
Pero la duda de cómo seguirá este debate indispensable para la educación santafesina es fuerte, sobre todo cuando es conocido el apego de la actual titular de la cartera educativa santafesina a la ley federal de educación.
Como se recordará, en la provincia de Santa Fe la norma empezó a aplicarse gradualmente desde 1994. Fue en la gestión de María Rosa Stanoevich (Cantero era por ese entonces directora de la Región VI) cuando esta aplicación se hizo sentir fuerte -año 1998-, ya que coincidió con la implementación del tercer ciclo de la EGB, con un marcado carácter asistencialista que descuidó la calidad de la enseñanza.
Las decisiones tomadas en ese momento fragmentaron la educación en diversos modelos que aún hoy son inexplicables y, entre otras consecuencias, contribuyeron a la caída abrupta de la matrícula en escuelas públicas tradicionales en la ciudad (ya golpeadas por la crisis social y económica), favoreciendo a la educación privada.
La llegada del polimodal -que en la provincia tiene más planes de estudio que escuelas- completaría un ciclo oscuro de aplicación de una norma que, está claro, reclama urgente una consensuada evaluación.
M.I.
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