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domingo,
05 de
febrero de
2006 |
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Charlas en el Café del Bajo
-Hay una carta del señor Francisco que me resulta muy interesante y que la envía a propósito de una frase mía que lo desconcertó: "La cultura del desorden que los señores funcionarios nos han enseñado". Deseo reproducir hoy buena parte de la carta y con una brevísima reflexión final. Dice el amigo: "Por cierto que no pretendo negar las falencias estatales, pero a la hora de indicar responsabilidades me vienen los recuerdos. Recuerdos de cómo sindicatos estales se han hecho fuertes, manejando como propios los bienes que son de la cumunidad (cuando defienden a empleados vagos, ineficientes o infieles, o toman a la administración como un ente pagador de sueldos). Casualmente por falta de autoridad de los gobernantes elegidos a lo largo de los años por esa comunidad para administrar los bienes comunes. Recuerdos de como las autoridades estatales pagan contratos de compra de toda clase de bienes, a precios imposibles (en esto intervienen políticos, comerciantes, consultores, etcétera). Recuerdos de como dirigentes de varios partidos que desnaturalizaron el sistema jubilatorio (a lo largo de décadas), de manera que quienen aportaron pacientemente durante muchos años, al momento del reposo no encuentran que su dinero no aparece".
-Hasta ahora todo de una certeza, en mi opinión, que no admite dudas.
-"Recuerdos de los dirigentes (políticos, empresarios) que forzaron inversiones públicas (dinero de la comunidad) multimillonarias que fueron improductivas desde su concepción (por ignorancia, para favorecer a un contratista, por megalomanía). Recuerdos de deudas públicas recontramultimillonarias, asumidas con entidades financieras nacionales e internacionales, que eran impagables desde el inicio. Reintegros multimillonarios, que no respondían a ninguna producción. Que nos endeudaron enormemente y sirven de poco a los acreedores. Recuerdos del descontrol de los gastos fiscales (¿se acuerda de los «fondos del conurbano», fondos fiduciarios, partidas especiales?). Recuerdos de los créditos multimillonarios, incobrables, otorgados por bancos estatales, ordenados por autoridades circunstanciales. Recuerdos de políticos que favorecían a empresas públicas de transporte que transportaban cada vez menos, estatales de seguros y reaseguros que terminaron quebrando, de energía que avanzaban al ritmo de la tortuga, de comunicaciones que no comunicaban, etcétera. Con el argumento de la bandera y la soberanía, pero en realidad eran rehenes de sindicalistas ignorantes e inescrupulosos, de contratistas también inescrupulosos que vendían cualquier cosa. Estas y muchas otras causas hicieron que el ingreso promedio de un argentino en el año 2006 no es superior al del año 1974. ¡Cuántos años perdidos!"
-Cierto lo que dice Francisco.
-Y añade: "Y todo esto no ocurrió por culpa de los funcionarios. Esto debe colgarse a la dirigencia: políticos, sindicalistas, militares, intelectuales, empresarios, comerciantes, profesionales, periodistas, «Juan Pueblo»". Su comentario -afirma- fue un anzuelo encarnado para "incautos".
-¿Un anzuelo encarnadado para incautos, Candi?
-Mi breve reflexión: coincido absolutamente con el amigo y si repasamos tres años de charlas se advertirá que todo cuanto él manifiesta se ha dicho aquí. Me permito, no obstante, aclarar que cuando aludo a funcionario me refiero a aquel líder que tiene responsabilidades determinantes en una sociedad. Todos saben cuánta importancia le hemos dado aquí a la cuestión del liderazgo social. Dicho esto no dejaré de señalar, con todo, que es al funcionario del gobierno a quien le corresponde, fundamentalmente, dar el ejemplo, trazar políticas que impliquen orden con justicia. En mi opinión, y es mi opinión, si bien es cierto que en Argentina son muchos los responsables del quebranto social hay uno sobre quien pesa mayor responsabilidad, una responsabilidad determinante porque con su ejemplo y su displicencia lo permitió. Y ese responsable ha sido el "funcionario" que en todos los tiempos y de todos los signos posibilitó tal estado de cosas. Por lo demás, coincido en todo con lo que dice el amigo, excepto con la responsabilidad de "Juan Pueblo" a quien considero una víctima de políticas nefastas.
Candi II
[email protected]
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"La instalación de las papeleras no va a preservar el ambiente y va a destruir una parte de las industrias ya existentes, como el turismo"
Héctor Sejenovich
Técnico argentino, miembro de la Comisión Binacional por las papeleras
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