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 domingo, 15 de enero de 2006  
"La Esma llegaba hasta San Jorge cuando Cavallo venía al pueblo"
Ana Testa cuenta cómo vivía "prisionera" en su propia casa, acompañada por el hoy detenido ex marino

Luis Emilio Blanco / La Capital

La mujer abrió la puerta de su casa y tuvo una de las mayores sorpresas de su vida. Era su hija que hacía poco más de diez días había sido detenida en Buenos Aires por un grupo de tareas de la Esma. Era noviembre de 1979 y la joven estaba acompañada por dos hombres desconocidos. Celia Gaglietto de Testa los dejó pasar y en minutos supo que el horror continuaría.

Lejos de haber sido liberada, su hija Ana había llegado a San Jorge para visitarla, acompañada por dos marinos que se presentaron como Marcelo Carrasco y Claudio, quienes estaban a cargo de la joven de 25 años y debían regresarla al día siguiente. Tiempo después, las visitas se repitieron y Chela, como todos la conocen a Celia, pudo establecer la verdadera identidad del sujeto al revisar, en secreto, sus documentos. Era el oficial de Marina Ricardo Miguel Cavallo. Con el tiempo se enteraron que Claudio era Juan Antonio Azic.

Ana había militado en la Juventud Peronista desde que comenzó a estudiar arquitectura en Resistencia en 1971. Allí conoció a Juan Carlos Silva (actualmente desaparecido) con quien se casó años más tarde y tuvieron una hija a quien llamaron Paula. Durante esos años militaron en la agrupación Montoneros hasta que comenzaron a ser perseguidos.

"No tenía las cosas claras -contó Ana- y le dije a Juan que yo quería dejar la militancia, y así fue a principios de 1978. El siguió vinculado. De Resistencia nos escapamos cuando comenzamos a ser perseguidos, vivimos unos meses en Santa Fe y después nos fuimos a Buenos Aires". La pareja alquiló un departamento de un ambiente, pero Juan tuvo que comenzar a deambular porque sabía que lo estaban buscando.

La detención de Ana se produjo el martes 13 de noviembre de 1979 por la mañana en la esquina de Junín y French, durante un operativo con gran despliegue. "Había llevado a mi hija de tres años a la peluquería que quedaba enfrente de donde vivía. Entraron dos tipos y me sacaron a empujones mientras yo gritaba pidiendo ayuda. Allí se produjo un forcejeo porque no quería soltar a Paula. Vinieron otras personas y había varios autos de apoyo. Una vez que lo consiguieron, me tiraron al piso de la parte trasera de un Ford Falcon y luego de un recorrido por la ciudad, me ataron las manos para bajarme del auto, me pusieron una capucha y me llevaron al lugar que después supe, era la huevera, la sala de torturas de la Esma. Allí comenzó mi calvario".

Desde el secuestro, Paula fue criada por su abuela Chela en San Jorge. Ana y su familia creen que las visitas a su casa de esta ciudad escondían la intención de establecer si Silva tenía algún contacto con la familia Testa y si visitaba a su hija.

Tanto Ana como la hermana Silvina y su madre, declararon como testigos ante el juez español Baltasar Garzón, en la causa contra Ricardo Cavallo, en la que la semana pasada la fiscalía pidió para el marino, una pena de 17.010 años de prisión por la comisión de delitos de genocidio, terrorismo y torturas.

En su declaración, Silvina, que por entonces tenía quince años, cuenta cómo conoció a Cavallo durante sus estadías en la casa de San Jorge y cómo convivieron junto al genocida. "La tarde que lo conocí, llegué de la escuela y mi papá me hacía señas desde la vereda para que me apurara. Cuando llegué hasta él, me dijo que habían traído a Ana pero que no debía hacer preguntas ni hablar. Cuando entré estaba contenta pero enseguida noté un clima muy tenso y caras desagradables, ahí me presentaron a Marcelo y a Claudio. No entendía qué pasaba, pero mi hermana me lo explicó a escondidas cuando fuimos a dormir, mostrándome las cicatrices de la tortura. Ella tenía la consigna de no hablar de lo que estaba viviendo".

"Esos dos días que duró la primera estancia de mi hermana junto a los torturadores en casa, fueron horribles, tensos, misteriosos y peligrosos para todos los integrantes de la familia. Por orden de ellos no podíamos entrar ni salir de la casa. Todo tenía que estar cerrado", relató Silvina.

Dijo que "los otros viajes fueron iguales, sólo que Cavallo no vino acompañado. Quedábamos en cautiverio en la propia casa. Todas las puertas y ventanas se cerraban y el imponía las leyes. Lo que se hablaba, lo que se hacía y el silencio. La tortura psicológica era su manera de manipularnos: una palabra de más ponía en riesgo nuestras vidas. Marcelo, a quien empezamos a llamar Cavallo después de que nos enteramos de su detención, era una persona seria, de pocas palabras y distante".

"Tengo algunos recuerdos muy vívidos de sus visitas a casa, como la cena del 31 de diciembre del 79. Ellos vinieron y comimos en el patio. Fue siniestro esperar el año nuevo con un torturador sentado en la mesa", apunta.

"Al día siguiente -prosiguió la hermana de Ana-, mi hermano quiso sacarlo de la casa para que pudiéramos saludar a familiares y vecinos y lo invitó al Casino de Paraná. El nos dejó su auto, un Dodge 1500, para pasear por el pueblo con la única recomendación de que no pasemos frente a la comisaría. Esa noche salimos con mi mamá y mi otra hermana. La primera sorpresa fue ver que el auto tenía cuatro pedales. Al día siguiente le pregunté para qué servía el cuarto pedal y me respondió que servía para disparar a los neumáticos de otros autos durante los enfrentamientos. En esa ocasión, cuando volvimos del paseo revisamos todo el auto y en la guantera encontramos otro documento que era el de su verdadera identidad. En ese momento Chela transcribió los datos a una libreta que aún conserva y presentó como prueba a la Justicia española, junto a una foto que Silvina le tomó en la casa y otros documentos.

Para Silvina, "Cavallo nos hizo vivir a toda la familia la condición de secuestrados a domicilio. Eramos sus rehenes, llevaba consigo a la Esma hacia donde se desplazaba. La Esma se extendía hasta San Jorge cuando él llegaba al pueblo", concluye mientras la tarde se hace noche.
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"Todo se cerraba y Ricardo Miguel Cavallo decidía de que se hablaba y qué se decía".

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