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 domingo, 15 de enero de 2006  
El ex represor, entre la espada y la pared
La fiscal asegura que la clave del juicio a Cavallo radica en los testimonios
Los testigos directos reconocieron la actuación del ex marino en el centro clandestino de la Esma

La fiscal española Dolores Delgado coincidió con lo revelado por la ex detenida Ana Testa a La Capital (ver página 14) y aseguró que la clave del juicio contra el ex marino Ricardo Miguel Cavallo, para quien pidió una condena de hasta 17.000 años de prisión, está en la existencia de "testigos directos" -sus propias víctimas-, que reconocen su actuación en el grupo de tareas del centro de detención clandestino que funcionaba en la Esma.

Además, Delgado afirmó que a las puertas del juicio oral en España, "Argentina no tiene interés en pedir la extradición de Cavallo", quien de ser condenado como máximo cumpliría una pena de 30 años, muy inferior al abultado castigo que pide la fiscalía, y a los 20 años de cárcel que efectivamente podría cumplir si se beneficia con las redenciones penitenciarias.

La fiscal española, quien también llevó la acusación contra el ex militar argentino Adolfo Scilingo, condenado en España a 640 años de prisión por crímenes de lesa humanidad, detención ilegal y torturas, comparó los dos casos y develó una de las claves de este nuevo histórico juicio.

Los dos casos "están contextualizados de manera idéntica, la Esma, con una situación histórica, política y económica concreta, la última dictadura militar argentina (1976-1983), pero las responsabilidades de uno y de otro son distintas", afirmó Delgado.

"Las responsabilidades de Scilingo, que actuaba como jefe de automotores, eran diferentes a las de Cavallo, que tenía una participación mucho más directa en el Grupo de Tareas de la Esma", señaló la fiscal.

Desde el primer momento, en 1976, "Cavallo formó parte de los grupos operativos del Grupo de Tareas de la Esma, y se encargó de allanamientos, ejecuciones, muertes, detenciones, secuestros, y apropiación de bienes de las víctimas", detalló Delgado.

Tal como consta en el escrito de acusación provisional de la fiscalía, a partir de 1979 pasó a integrar el área de Inteligencia, y "participó de las torturas que en forma sistemática se practican a los detenidos".

Además, en esa época, el ex militar asumió como responsable del sector llamado Pecera, en el que "sometían a trabajos forzados y reducción a servidumbre a los detenidos que eran designados por los militares", con lo que "el procesado tenía la capacidad de decidir cuál era el destino" de los detenidos a su cargo: si eran liberados o asesinados.

"En el caso Scilingo había testigos referenciales, indirectos, y sólo surgió un testigo directo que podía atestiguar sobre su participación en lo hechos. Además, teníamos una autoinculpación, de la que posteriormente él se desdijo", explicó la fiscal.

Por lo tanto, "en el juicio oral tuvimos que determinar qué versión de los hechos era más veraz, y la Sala concluyó, contrastando las declaraciones de Scilingo con las pruebas, que la autoinculpación era más creíble que la versión exculpatoria".

En cambio, aunque "Cavallo nunca reconoció sus acciones en la Esma, tenemos muchísimos testigos directos que reconocen su actuación en los comandos, su participación en los secuestros, y que lo vieron torturando", afirma Delgado.
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