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 domingo, 18 de diciembre de 2005  
Color local
La vida por un dibujo
El dibujante Osvaldo Laino regresó a Rosario. A sus 76 años, planea editar una revista y sumar a los jóvenes. Integró la redacción de Avivato y fue publicitario

Alfredo Montenegro / La Capital

"Cuando dejé el país dije que me iba para aprender y después volver", recuerda el humorista gráfico Osvaldo Laino al volver a Rosario, tras varias décadas de ausencia. "Un espíritu aventurero me llevó a Uruguay, Venezuela y EEUU, quizás por eso también regresé. Ahora, tengo proyectos para desarrollar aquí", señala el dibujante de 76 años.

Laino es considerado por sus colegas como una leyenda del humor gráfico. Publicó dibujos en revistas, diarios y recorrió el país impulsando una asociación del sector y la publicación Dibujantes (1953), dedicada a la formación de los aficionados. También es publicista y protagonizó los primeros programas de radio donde se dibujaba ante el público en los auditorios de emisoras. Hoy colabora con el Museo Itinerante de la Caricatura Severo Vaccaro y escribe "Historias del pasado", rescatando la memoria del humor gráfico nacional.

"En la actualidad, el humorista gráfico argentino es muy profundo e incisivo. Quizás, por todo lo que ocurrió en el país tiene hoy una gran compenetración con lo que es la vida. Debió afinar la punta del lápiz mucho más que nosotros", dice Laino al marcar la diferencia entre los colegas de antes y los actuales.

Sobre el humor estadounidense, señala: "Los argentinos hacemos muchos firuletes y el dibujo solo ya es cómico. Allá, si el texto tiene humor, no requiere que la figura sea tan graciosa".

"En EEUU hay una comicidad muy interesante, tienen excelentes monologuistas. Pero ahora también utilizan un lenguaje más sucio y con mucho sexo. Antes eran más creativos y delicados", advierte.

"El público es inteligente y capta, por ello una línea debe ser un mensaje en base a la fina observación de una realidad sobre la que se trabaja la expresión. Nos gusta sentarnos en una mesa de un bar, cerca de la ventana y mirar a la gente, la calle, los edificios; luego viene la técnica y la práctica", remarca Laino. "Me gustaron Modigliani y El Greco; trabajé mucho con figuras alargadas". agrega al describir su producción.

"Sólo incursioné con el humor político al ilustrar editoriales de un diario de Venezuela, me dedique más a lo universal. En EEUU es como acá, pero no se ensañan. Con una caricatura se puede recrear una expresión, mensaje o editorializar, ya sea a favor o en contra, de acuerdo a lo que pidan", indica.

Sobre su paso por la publicidad, Laino afirma que en Argentina hay mucha creatividad, "pero la parte técnica queda atrás, falta apoyo al creativo. Tampoco se ve en los diarios argentinos publicidad gráfica como se usa en EEUU, en ese aspecto estamos muy por debajo de otros países".

Uno de sus colegas, Héctor Beas, celebra "el regreso a la ciudad de un prócer como Laino". El ilustrador ya lo invitó al Primer Salón Nacional en Pérez, una muestra de humoristas de todo el país, donde dibujó delante de los chicos.

"Para mi era un sueño conocerlo. Vi sus trabajos hace 40 años y es gratificante saber que sigue creciendo. Es admirable la limpieza de su trabajo, el dominio de la línea. Como Oski y Garaycochea, tiene simpleza en el trazo y una estilo muy gracioso", comenta Beas.


Regreso y reedición
"Aunque con el humor gráfico se voltean las fronteras, tuve que adaptarme a vivir en EEUU y, tras 35 años, ahora debo aclimatarme a Argentina", explica laino. Al retornar, hace cuatro meses, decidió edificar una casa en Funes -"es más tipo americano y los asados son mejores al aire libre"-, sigue escribiendo "Historias del pasado" y a pedido de los jóvenes del Museo de la Historieta proyecta editar una nueva revista, similar a Dibujantes.

"Aquí tengo familia, curiosidad y deseos. A Rosario la llevo en el corazón y estaba al tanto de lo que pasaba aquí porque leía La Capital por Internet. Ahora podré ir a la cancha y hacer asados", se entusiasma, aunque admite que en EEUU se juntaban unas 250 personas, no todos argentinos, en torno a parrilladas.

"Cuando me fui de la ciudad no había nada para mi carrera, ahora los humoristas locales han hecho muchísimo. Recuerdo que al dejar el país dije que me iba para aprender y regresar". Lo hizo y ahora resalta: "Quiero compartir proyectos con mis colegas y con los nuevos muchachos".

Por ello, ahora piensa recrear el proyecto de la Revista Dibujantes, lanzada en 1953 y que "llegó a una tirada de 20 mil ejemplares, editada durante casi tres años" .

"Siempre me gustó exhibir los trabajos de colegas. Antes no había egoísmos y existía armonía entre los grupos de Divito, Rico Tipo y Avivato. Teníamos necesidad de comunicarnos y llegar al interior del país para conectar a los que empezaban a dibujar y los profesionales", expresa mientras su mano prodiga dibujos.


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