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 domingo, 18 de diciembre de 2005  
Recta final. Bolivia, donde la riqueza se concentra en el 5% de la población
Dos países que conviven y chocan bajo un mismo cielo
Crucial desafío electoral para resolver los antagonismos

La Paz. - La Paz puede recorrerse casi como siguiendo un sino ideológico, étnico y social en su bella y complicada geografía, donde la pobreza extrema de las cholas (mujeres) sentadas en las calles contrasta con el lujo de un notable número de automóviles último modelo. Y como todo tiene su relación, ante la averiguación de tamaño desatino la respuesta surge espontánea: "Es que acá circulan miles de vehículos chutos", como se llama aquí a los que entraron de contrabando y luego, en sucesivas moratorias de los distintos gobiernos, consiguieron "legalizarse" pagando ridículas tasas.

Bolivia, La Paz, son así, llenas de contrastes que no admiten el mínimo análisis. El país andino es la segunda reserva de gas del continente, con casi 50 trillones de metros cúbicos bajo tierra, pero casi el 90% de la población no posee gas natural. Los índices de pobreza superan el 60% y la riqueza se concentra en el 5% de la población.

El 67% de la población -8.274.325 de personas, según el último censo, de 2001- es indígena, pero esa abrumadora mayoría es la más excluida, olvidada y despreciada. "Son vagos, no les gusta trabajar y esperan poder vivir de lo que les demos nosotros", puede ser una síntesis de la opinión de las clases más acomodadas.

Que las hay en La Paz. En la zona sur, en el barrio Calacoto, no sólo se encuentran las mejores casas sino los colegios privados exclusivos. Chicos que se crían casi en una irrealidad teniendo en cuenta el marco que los rodea. Un solo ejemplo para entender de qué hablamos: un hotel de los más importantes anunció que ayer iba a entregar un juguete a cada pibe de clase pobre que se acercara por la mañana. Desde temprano la cola de las madres con sus hijos metía miedo y aún a media tarde la repartija continuaba.

Es lógico que con esas diferencias que el supuesto "derrame de bendiciones" neoliberales de los 90 iba a paliar y nunca concretó, se pase de un estado a otro casi sin pausas. Así, el miedo fue bandera esgrimida por algunos durante la violentísima campaña electoral y fue comprado por otros sin detenerse a pensar cuánto había de cierto y cuánto de exageración.

En la calle 21 de Calacoto, hasta no hace muchos días, algunas casas conservaban pintadas o stickers con la leyenda "Plan Papá Noel", que según sus habitantes habían dejado militantes del líder indigenista Evo Morales como anuncio de las expropiaciones que se vendrían con un triunfo del MAS en las elecciones presidenciales.

¿Es imaginación de las bases o refleja lo que buscaron sus candidatos durante los meses de proselitismo? Vale analizar, por ejemplo, una descripción que cualquier dirigente del derechista Podemos -que postula a Jorge "Tuto" Quiroga- hace del binomio del MAS: "Es la fórmula Coca Cola", advierten entre sonrisas. "Evo pone la coca y Alvaro (García Linera) la cola", en alusión a las acusaciones de narcotraficante lanzadas contra Morales y a la supuesta condición de homosexual de su compañero de fórmula.

El general Guido Vildoso, quien estuvo tan solo tres meses a cargo del Ejecutivo durante la última dictadura militar, realizó una inteligente negociación con los partidos tradicionales y entregó el poder a Hernán Siles Suazo en 1982, de esto hace ya 23 años.

Sin embargo, como explicó Jean-Pierre Lavaud en su libro "El embrollo boliviano", los militares fueron reemplazados por una "nueva oligarquía que se apoderó literalmente de la democracia" y generó la corruptela del clientelismo político.

Esa especie que desde los 3800 metros en los que está elevado este pozo o de las laderas de las montañas a más y más altura hasta llegar a los 4200 de El Alto, estará concurriendo hoy al posible funeral de los partidos que por tantos años la cobijaron.
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