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 sábado, 17 de diciembre de 2005  
Casa country: espacio de búsquedas
El arquitecto Walter Iadanza apeló al hormigón, el vidrio y la madera para generar una vivienda que provoca múltiples perspectivas.EL juego entre el exterior y el interior se destaca como protagonista

Esta vivienda del arquitecto Walter Iadanza es la expresión de una búsqueda espacial que encontró un resultado sencillo, contundente y contemporáneo. Tiene una interacción entre el exterior y el interior que la vuelve rica en perspectivas y percepciones a punto tal que es difícil encontrar el inicio y el final de un recorrido debido a que ofrece múltiples lecturas. La casa está implantada en un lote en esquina de aproximadamente mil metros cuadrados. El proyecto atiende al uso de un padre que tiene visitas esporádicas de su hija. Y toma forma bajo la complicidad de tres materiales: el hormigón, el vidrio y la madera.

La superficie que requería el programa era menor de la permitida, por lo cual el autor pensó en desplazar la planta alta de la baja, generando la cochera y la galería con proyección en el íntimo. Ese movimiento da lugar a una doble altura por donde se verifica la circulación vertical.

Las fachadas que dan al sur y el oeste prácticamente se cierran. En cambio se constata una apertura hacia las otras orientaciones. Así se logra una mejor iluminación y ventilación.

En este caso, la piscina cumple un rol importante dentro de la casa, tanto en su uso como en su expresión, dando vida a un ámbito agradable de apoyo al estar. Estos usos se encuentran ocultos en parte por un muro que envuelve y se cierra hacia la calle.

La pileta se mete en el corazón de la casa y enriquece su interior. De esa manera, se vuelve tangible y disfrutable la relación entre el afuera y el adentro.

En la planta alta, la caja de cristal se suspende generando espacios de transición, y encierra un único ambiente interior como íntimo, recostado sobre un muro que da al sur y se abre en sus tres lados restantes.

La materialidad del hormigón armado acompaña la decisión de colgarse y desplazarse creando techos que parecen no tener patas y los volúmenes se ven atravesados por las encantadoras visuales del entorno natural.

También permite alcanzar distancias fuera de las convencionales y se comporta mejor a la hora del mantenimiento.

Ese material provoca situaciones no tan estancas y multiplica las vistas, con otra velocidad. Así, la casa adquiere una notable plasticidad y pretende ser una escultura que pide ser recorrida y vivida.

Así se rompe con las casas de estilo que proliferan en los countries y se demuestra que con lenguajes más actuales y comprometidos se puede llegar a resoluciones de mayor calidad espacial.
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La pileta se mete en el corazón de la casa y enriquece su interior. Así, se vuelve tangible y disfrutable la relación entre el afuera y el adentro.

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