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domingo,
20 de
noviembre de
2005 |
En alerta. Distintos gobiernos intensifican el control en puestos fronterizos, puertos y correos
La amenaza de la "bomba sucia", el
arma letal que buscan los terroristas
Son dispositivos que combinan explosivos ordinarios con material radiactivo. Su fabricación no es sencilla
Charles J. Hanley
Rotterdam, Holanda. - Camiones con cargas de verduras, vajilla de mesa y hasta un jugo de arándano están activando los sistemas de alarma de radiación en el mayor puerto de Europa, a medida que miles de contenedores navales destinados a Estados Unidos pasan por los nuevos detectores de "bombas sucias" de Rotterdam. "Hablan de nuestras alarmas «falsas» o «inocentes»", dijo Bert Wiersema, de las aduanas holandesas, sobre su equipo, sensible aun a vestigios de radiactividad. "Pero no importa. Queremos detectar todo", aseguró. Aunque hasta ahora, en 18 meses, han detectado de todo menos bombas.
Los holandeses están aprendiendo lecciones cotidianas en la escuela del antiterrorismo del siglo XXI, con su tecnología de avanzada que EEUU quisiera ver en todos los centros de comercio naval en el mundo, una primera línea de defensa contra la posibilidad de que cualquier terrorista quiera infiltrar un dispositivo de dispersión de radiación, más conocido como "bomba sucia".
Estas armas hipotéticas, que emparejan explosivos ordinarios con material radiactivo, son consideradas las "armas de destrucción masiva" más probables que pueden usar los terroristas. Encabezaron la lista en una encuesta que realizó el Senado estadounidense en junio, consultando a 85 funcionarios del gobierno y otros expertos. Desde Siberia hasta el interior estadounidense, hay equipos de expertos en busca de fuentes potenciales de "bombas sucias", tales como equipos de terapia radiactiva en desuso.
¿Pero qué tan seria es la amenaza? Sólo el 40% en esa encuesta consideró probable que se produjera un ataque con dichas armas dentro de los 10 próximos años. Muchos expertos notan que, al contrario que una bomba nuclear, un artefacto radiológico no causaría miles de muertos ni una destrucción masiva. Algunos se quejan de que los medios de comunicación exageran el potencial y subestiman la dificultad de compaginar un arma de ese tipo.
Un ejemplo de la provincia rebelde rusa Chechenia ilustra la dificultad: en 1999 tres saqueadores intentaron robarse varas de acero de cobalto-60, altamente radiactivo, de una planta química abandonada. Los tres murieron por exposición a la radiación, al parecer uno de ellos en apenas 30 minutos. "No es nada sencillo construir una «bomba sucia». No es cuestión de atar una vara de cesio a un par de cartuchos de dinamita", dijo el físico Benn Tannenbaum, de la Asociación Estadounidense para el Progreso de la Ciencia.
Fuentes de peligro
Las varas, polvos y partículas de cesio-137, cobalto-60 y otros isótopos radiactivos están alojados en decenas de miles de equipos herméticos en distintas partes del mundo: aparatos para terapia del cáncer con radiación, indicadores industriales e irradiadores de alimentos, entre otros usos.
Los viejos generadores portátiles de la era soviética, que activan las balizas del Artico y otros instrumentos remotos, están entre los más peligrosos, ya que cada uno contiene el equivalente a la radiactividad del estroncio-90 que liberó el accidente de la planta nuclear en Chernobil en 1986.
Los rusos, con ayuda estadounidense, han recuperado 72 generadores de estroncio y un millar de otras fuentes radiactivas en desuso o abandonadas. En EEUU, el Departamento de Energía ha recuperado unas 11.000 de esas fuentes "huérfanas" gracias a un programa que se aceleró en gran medida después de los ataques terroristas de 2001. Pero quedan otros miles en todo el mundo, incluyendo cientos de generadores más viejos.
En las antiguas repúblicas soviéticas, desde Estonia hasta Tayikistán, la Agencia Internacional de Energía Atómica (Aiea) ayudó a controlar unas 100 fuentes. Pero Vilmos Friedrich, jefe del programa de la Aiea, dijo que se trataba "sólo de las de mayor prioridad", y aclaró que "la tarea no está finalizada ni mucho menos".
Si una provisión de iridio-192 o tulio-170 cayera en malas manos, quienes quisieran llevarla a EEUU deberían evadir casi 500 monitores de radiación instalados en los últimos años en puestos fronterizos, puertos y correos. Washington trabaja para extender al exterior esa línea de defensa, a los puertos de donde parten los contenedores. Pero hasta ahora solamente Rotterdam y el puerto griego del Pireo participan en la red de "megapuertos". Otros no se han apresurado a aceptar los gastos extra y el riesgo de demorar el tráfico de carga.
El funcionario aduanero Bert Wiersema dice que ha oído pocas quejas de los despachantes sobre demoras, y las aduanas holandesas han ordenado 30 monitores más -a un costo de por lo menos 18 millones de dólares- para agregar a los cuatro en préstamo de EEUU. (AP)
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En Rotterdam detectan cualquier vestigio de radiactividad.
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